Deportivo Pasto vuelve a tropezar al final: el equipo mejora, pero no convence

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Una vez más, Deportivo Pasto dejó escapar puntos en los últimos minutos y volvió a ceder un empate que sabe a derrota. El conjunto volcánico, que parecía tener el partido bajo control, no logró sostener el resultado y terminó igualando un compromiso que tenía en el bolsillo. Esta historia se ha vuelto recurrente para los dirigidos por Camilo Ayala, quien asumió el reto desde el banquillo con personalidad, pero sigue sin encontrar la fórmula definitiva.

Bajo el mando de Ayala, Pasto ha mostrado una ligera mejoría en su organización táctica. El equipo luce más compacto y se nota un mayor compromiso en la recuperación del balón. Sin embargo, esa evolución no ha sido suficiente para blindar al equipo en los momentos decisivos. El cierre del partido volvió a ser su talón de Aquiles, como ya ha ocurrido en varias jornadas del torneo Clausura.

En términos estadísticos, Deportivo Pasto tuvo tramos de dominio: logró mantener un 55% de posesión, registró 10 remates, de los cuales 4 fueron al arco, y generó 5 tiros de esquina. Sin embargo, esa superioridad en el papel no se tradujo en contundencia ni control emocional. Al equipo le sigue faltando temple para cerrar los partidos, algo que se refleja en su dificultad para sostener resultados incluso con ventaja numérica o territorial.

Camilo Ayala ha intentado reforzar la mentalidad del grupo, apostando por una línea media más sólida y transiciones rápidas. Durante buena parte del encuentro, Pasto mostró intención, intensidad y orden, pero sin profundidad ni claridad en el último tercio. Aunque el funcionamiento general fue más equilibrado que en fechas pasadas, el equipo no logró convencer ni a su afición ni a sus críticos.

La fragilidad defensiva en los minutos finales volvió a ser determinante. El rival, con escasos argumentos ofensivos, encontró espacios por errores de concentración en la zaga pastusa. Pasto cometió 14 faltas y recibió 4 tarjetas amarillas, un reflejo del desgaste físico y mental al que se ve sometido cuando intenta defender con el marcador a favor. Esos detalles continúan pesando como una losa sobre los resultados.

A nivel colectivo, el equipo aún muestra señales de inmadurez competitiva. El esfuerzo no se discute, pero la falta de oficio y liderazgo en los momentos clave le está costando caro. Camilo Ayala, con su visión desde el campo trasladada al banco, busca encontrar el equilibrio, pero cada punto perdido en el cierre se vuelve una piedra más en el camino hacia la clasificación.

El empate final deja a Deportivo Pasto en una zona incómoda, donde cada jornada sin victoria alimenta las dudas sobre su capacidad real para competir con los mejores del grupo. La mejora es visible, pero el margen de error se agota. Si el equipo no aprende a cerrar los partidos, ni las ideas de Ayala ni las estadísticas servirán de excusa. Pasto necesita algo más que intención: necesita resultados.


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