Deportivo Pasto anunció que René Rosero, de 41 años, será el técnico encargado tras la salida en el banquillo de Camilo Ayala. Aunque la decisión se comunicó con naturalidad, lo cierto es que deja la sensación de ser una movida improvisada, más pensada en resolver una urgencia que en apostar por un proyecto serio y a largo plazo.
El cuerpo técnico estará conformado por Giovanny Ruiz como asistente, Ferney Belalcázar en la preparación física y Pedro Juaginoy en el análisis de video. No obstante, todas las miradas recaen en Rene Rosero (el popular ‘Neveras Vacías [expresión que en algun momento dijo cuando militaba como jugador]’), quien, más que un líder consolidado, parece destinado a cumplir el rol de “segunda opción” dentro de la institución. Su presencia en el banquillo transmite provisionalidad y no confianza.
Los cuestionamientos giran en torno a su falta de recorrido y preparación para un reto de este calibre. Deportivo Pasto necesita orden y liderazgo, y el perfil de Rene Rosero no parece encajar con esas exigencias. Su nombramiento despierta más dudas que certezas en un camerino donde la voz de mando es clave para sostener la disciplina y la motivación.
Para muchos hinchas, todavía está fresco el recuerdo de aquella ocasión en la que Rene Rosero, en un breve paso anterior como interino, logró un triunfo en condición de local y lo celebró como si se tratara de un título. Esa reacción, más cercana a la euforia desmedida que a la mesura de un líder, alimenta la percepción de que no está preparado para asumir con seriedad la conducción de un club profesional.
El calendario inmediato tampoco le da tregua. El equipo deberá enfrentar a Junior este domingo en Barranquilla (8:30 p. m.), uno de los rivales más fuertes de la Liga, y posteriormente a Once Caldas en Manizales (miércoles, 7:00 p. m.), en un duelo definitivo por los octavos de final de la Copa Colombia. Dos pruebas de fuego para un entrenador que aún no convence.




