Deportivo Cali volvió a decepcionar y cayó 3-1 ante Águilas Doradas

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El Deportivo Cali sigue sin levantar cabeza y esta vez sufrió una dolorosa derrota 3-1 frente a Águilas Doradas en Rionegro. Aunque el equipo dirigido por Alberto Gamero mostró dominio en la posesión y mayor control del balón, la falta de contundencia y los errores defensivos lo condenaron a un nuevo tropiezo en la Liga.

Las cifras reflejan la contradicción entre la intención y la realidad del conjunto azucarero. El Cali tuvo un 62% de posesión frente al 38% del rival, un dato que normalmente debería traducirse en superioridad. Sin embargo, ese dominio no se vio reflejado en el marcador y terminó siendo estéril frente a un equipo que fue mucho más eficaz.

En el aspecto ofensivo, el Cali intentó 13 remates en el partido, pero apenas 3 fueron directos al arco, lo que evidencia problemas serios de precisión en el último cuarto de cancha. Águilas, en cambio, disparó 17 veces y colocó 5 remates claros sobre la portería, logrando tres goles que sentenciaron el duelo.

La circulación del balón también fue un punto a favor del equipo de Gamero, al menos en números. Los verdiblancos completaron 364 pases con un 77% de efectividad, mientras que los locales apenas registraron 231 pases con un 71% de precisión. Sin embargo, esas cifras quedaron en anécdota, porque el Cali careció de ideas para transformar la posesión en situaciones claras de gol.

El desorden defensivo y las desatenciones en marca terminaron siendo determinantes. El equipo caleño cometió 13 faltas y recibió 3 tarjetas amarillas, además de sufrir en las transiciones rápidas del rival. Águilas fue letal en aprovechar los espacios y castigó cada error de la zaga azucarera.

Otro detalle que resalta es la diferencia en los balones parados. Cali generó 5 tiros de esquina, el doble que Águilas, que solo tuvo 2. Sin embargo, la falta de efectividad en esas jugadas a balón parado impidió que el equipo de Gamero pudiera descontar o cambiar la historia del partido en momentos claves.

La derrota deja en evidencia que, más allá de las estadísticas favorables, el Cali no logra encontrar equilibrio ni solidez bajo el mando de Alberto Gamero. El control de la pelota y los números en posesión no sirven de nada si el equipo no concreta ni defiende con firmeza. Una vez más, el cuadro azucarero se marcha con las manos vacías y con más dudas que certezas de cara a lo que resta de la Liga.



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