El Deportivo Cali firmó un empate 0-0 frente al América en el clásico vallecaucano, un resultado que, si bien no dejó goles, sí mostró la capacidad del equipo azucarero para competir bajo la dirección de Alberto Gamero. El técnico samario, con su estilo característico de control y orden táctico, logró que sus dirigidos mantuvieran equilibrio y carácter en un duelo que fue intenso de principio a fin.
Las estadísticas respaldan el planteamiento de Gamero: Cali tuvo un 54% de posesión, imponiéndose en el manejo del balón frente al 46% de América. Además, completó 408 pases con un 81% de precisión, números que reflejan un equipo con paciencia para circular la pelota y que buscó construir con inteligencia a pesar de la fricción constante que tuvo el partido.
En cuanto a la producción ofensiva, el cuadro verdiblanco generó siete remates, de los cuales tres fueron a puerta, superando a un América que solo inquietó dos veces al arco rival. Esta claridad en los tiros fue uno de los puntos altos del conjunto de Gamero, aunque la falta de contundencia en el área privó al Cali de quedarse con una victoria que parecía estar a su alcance.
El comportamiento físico del equipo también fue un aspecto determinante. Deportivo Cali cometió 22 faltas y recibió cinco tarjetas amarillas, lo que demuestra la intensidad con la que disputó cada balón. Sin embargo, a diferencia del rival, los dirigidos por Gamero no sufrieron expulsiones, algo que les permitió jugar con superioridad numérica desde el minuto 41 tras la roja mostrada a Sebastián Navarro en el América.
Esa ventaja no se tradujo en goles, pero sí le dio al Cali mayor control territorial. Los seis tiros de esquina a favor son prueba de que el equipo buscó variantes para generar peligro. Gamero intentó que su equipo explotara las bandas y presionara con balones al área, aunque se topó con una defensa escarlata que resistió en inferioridad numérica.
La disciplina táctica, marca registrada de Gamero, fue notoria en el Pascual Guerrero. Aunque al Deportivo Cali le faltó el golpe final, su orden defensivo le permitió mantener el cero y evitar contratiempos mayores ante un América que, pese a estar con un hombre menos, intentó sorprender con transiciones rápidas.
En conclusión, el empate dejó al Deportivo Cali con la sensación de haber hecho los méritos para sumar de a tres. Gamero sigue imprimiendo su sello en un equipo que mostró mayor control del juego y mejores índices en posesión y precisión, pero que aún debe trabajar en la efectividad ofensiva. Para la hinchada azucarera, el camino parece claro: con Gamero al mando, el equipo tiene estructura, ahora falta dar el salto hacia los resultados que marquen diferencia.



