La comunidad en las últimas semanas ha notado la presencia de malos olores por la zona del barrio Cámbulos, al igual que, los residentes de Santa Elena, Gólgota y Centenario, pues tanto conductores como transeúntes han evidenciado los cuerpos de los animales muertos, que al parecer los estarían envenenando, al costado de las calles, generando así la presencia de roedores y malos olores en el sector, pero también una preocupación grande al saber que muchos de estos eran propiedad de un residente de los barrios en mención y que personas inescrupulosas decidieron matarlos.
La inconformidad
“Hay muchas personas en el barrio que no les gusta que los animales de uno estén merodeando por el sector o que si quiera se les acerquen, y son estas mismas personas las que envenenan a los perros y gatos, únicamente para tener más tranquilidad para ellos”, comentó Alicia López, residente del barrio Cámbulos. De igual manera, diferentes personas aseguraron que se encuentran en la búsqueda de los presuntos delincuentes que estarían envenenando o arrojando a los animales muertos sobre la vía, pues tanto las autoridades como los mismos residentes han optado por revisar las cámaras de seguridad ubicadas en las vías para identificar a los presuntos irresponsables.
El llamado
La comunidad no solamente pide la atención de las autoridades del orden público sino a las fundaciones animalistas que se encuentran en Girardot para la realización de campañas de concientización que fomenten y promuevan la importancia del cuidado animal, al igual que, reiteren que el maltrato animal es una práctica que puede ser sancionada bajo lo estipulado en la ley.
Hasta el momento
Se sabe por ahora que los sujetos que estarían realizando estas prácticas estarían movilizándose en una motocicleta por todo el sector en mención envenenando a los caninos y felinos, pero también, arrojando los cuerpos en lugares rocosos para que no sean vistos de manera tan fácil. Ante esto, la comunidad pide reforzar las rondas de vigilancia por parte de los uniformados, pues este tipo de prácticas son rechazadas completamente por los residentes, no únicamente porque generen malos olores en la zona, sino porque “son los animales de alguien que en este momento está sintiéndose mal porque una persona le envenenó a su perro o gato y sin tener consideración lo arrojó a la calle”, puntualizó López.




