Demi Moore rompió barreras en La sustancia al mostrar su verdadero ser, sin filtros ni retoques, prescindiendo de maquillaje para ocultar las imperfecciones físicas.
La actriz de 60 años asumió un reto aún mayor al transformarse, con el uso de prótesis, en una anciana de piel arrugada, senos caídos y casi sin cabellera.
Pero más allá de la transformación estética, hubo una escena que resultó ser especialmente desgarradora para Moore.
Con la dirección de Coralie Fargeat, la carga emocional de la secuencia fue tan intensa que se necesitaron al menos 15 tomas para lograrla, dejándola profundamente afectada por su dificultad.
En La sustancia, el momento más crudo y emocional llega cuando Elisabeth (interpretada por Demi Moore) acepta finalmente una cita con un excompañero de la escuela, pero antes de salir, se queda atrapada frente al espejo.
Su intento de vestirse y maquillarse para la ocasión se convierte en una tortura psicológica. Esa escena, en la que la actriz se ve luchando con su propio reflejo, es, según Moore, “uno de los momentos más desgarradores de la película”.
Demi Moore reveló que la directora Coralie Fargeat insistió en grabar la escena una y otra vez, buscando captar cada ángulo posible para encontrar la toma perfecta que se alineara con su visión.
Sin embargo, después de tantas repeticiones, 15 en total, el rostro de Moore terminó visiblemente lesionado. Fue entonces cuando el maquillador intervino y, con una mirada seria, les dijo a ambas: “Hemos terminado”.
El objetivo profundo de Moore al participar en La Sustancia fue transmitir un mensaje poderoso: las mujeres no deben ser valoradas ni juzgadas por su juventud ni su belleza, sino por lo que realmente pueden alcanzar.
Esta visión revolucionaria es una de las razones por las que la película ha sido aclamada como una sátira feminista de nuestro tiempo