El presidente de la República de Colombia firmó el decreto 1079 el 27 de agosto de 2024, estableciendo el Servicio Social para la Paz como una alternativa al servicio militar obligatorio. Este decreto significó un cambio fundamental en la manera en que los jóvenes colombianos podían contribuir al país, ofreciendo una opción para participar en iniciativas relacionadas con la paz y la seguridad humana.
Detalles
El decreto 1079 dispuso que el Servicio Social para la Paz tuviera una duración de 12 meses y habilitó 11 modalidades diferentes para su ejecución. Este servicio se consideró equivalente a la libreta militar y se reconoció como experiencia laboral para el primer empleo. El decreto formó parte de una estrategia para promover el compromiso de los jóvenes con la construcción de una paz sostenible en Colombia, alineándose con la política de paz del Estado y la Seguridad Humana.
El presidente elogió la firma del decreto como un paso significativo hacia el fortalecimiento del tejido social en Colombia. Se esperaba que la nueva alternativa ofreciera a los jóvenes una vía para involucrarse activamente en proyectos que promovieran la paz, proporcionando a su vez una base sólida para el desarrollo personal y profesional. William Archila, ministro de Defensa, también destacó la importancia del decreto en su discurso, resaltando que esta medida representaba un avance crucial en la promoción de la paz y el fortalecimiento del compromiso social entre los jóvenes.
Reacciones
A pesar de las expectativas, el decreto generó ciertas críticas. Algunos cuestionaron la viabilidad y la capacidad del Servicio Social para la Paz para cumplir con los objetivos propuestos. Hubo preocupaciones sobre si el servicio pudiera ser utilizado efectivamente para fomentar la paz sin caer en proselitismo político electoral. La administración se comprometió a supervisar la implementación del servicio para asegurar que se mantuviera dentro del marco establecido y se lograran los resultados esperados.

La promulgación del decreto 1079 marca un hito en la política de servicio militar en Colombia, al ofrecer una alternativa orientada a la paz y al desarrollo social. Con una duración de 12 meses y 11 modalidades específicas, el Servicio Social para la Paz se presenta como una oportunidad para que los jóvenes contribuyan activamente a la construcción de un país en paz, al tiempo que adquieren experiencia laboral relevante. Esta nueva opción también es vista como un paso hacia la modernización de las políticas de servicio y el fomento de un compromiso cívico más amplio.
No obstante, la implementación del decreto enfrentará desafíos, especialmente en cuanto a su eficacia y la percepción pública. Las críticas sobre la viabilidad del servicio y su potencial uso indebido para fines políticos subrayan la necesidad de una supervisión rigurosa y una evaluación constante de los resultados. El compromiso del gobierno y de las autoridades correspondientes será crucial para asegurar que el Servicio Social para la Paz cumpla con sus objetivos y beneficie a los jóvenes colombianos y a la sociedad en general.




