En Bogotá, varios adultos mayores y personas con discapacidad que estuvieron hospitalizados han sido declarados en abandono por sus familiares incluso después de haber superado el problema médico que los llevó al hospital.
En la Unidad de Servicios de Salud de Usme, por ejemplo, hay pacientes que no pueden ser dados de alta porque no cuentan con redes de apoyo: no tienen dónde ir, ni quién los reciba.
El personal de salud se ha visto obligado a asumir roles más allá de lo clínico: acompañamiento emocional, actividades de recreación, apoyo social, para mitigar el impacto de la soledad y el aislamiento.
Sin embargo, los hospitales no están diseñados para cuidado prolongado; la falta de espacios adecuados, recursos y una estructura pensada para la permanencia prolongada limitan la atención terapéutica y aumentan los riesgos de infecciones u otros problemas derivados de estar tiempo extra hospitalizados.
Las autoridades de Bogotá han reconocido que esta es una problemática creciente, especialmente con el envejecimiento de la población, y están planeando implementar un servicio sociosanitario para adultos abandonados, aunque ese proyecto lleva ya varios retrasos en su implementación.




