
Lo que comenzó como una simple negativa a ceder un asiento en un avión terminó cambiando por completo la vida de Jeniffer Castro, una joven brasileña que se volvió viral en diciembre de 2024 por no entregar su lugar junto a la ventana a un niño durante un vuelo de Gol Linhas Aéreas.
La escena no fue grabada por la madre del menor, pero su publicación en redes sociales desató una ola de indignación. Usuarios cuestionaron la actitud de Jeniffer, a quien rápidamente catalogaron como “insensible” o “egoísta”. Las consecuencias no tardaron: perdió su empleo en un banco y comenzó a recibir ataques y acoso en línea.
Hoy, a más de medio año del episodio, Jeniffer ha tomado las riendas de su historia. Se reinventó como influencer y acumula más de 2 millones de seguidores en redes sociales, donde comparte su experiencia con franqueza y crítica hacia la cultura de la cancelación. Ahora, ha anunciado que demandará a la aerolínea y a la persona que la grabó, alegando daños emocionales y uso indebido de su imagen.
El caso ha reabierto un debate más profundo: ¿hasta qué punto deben las redes juzgar acciones cotidianas? ¿Y no es acaso valioso enseñar a los niños que, a veces, escuchar un “no” también es parte de la vida?




