De Guapi a Cali: la historia de Rosa Imelda, artesana que teje tradición y biodiversidad en cada canasta

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En plena ‘Semana de la Biodiversidad’, en el corazón del espacio cultural y creativo 29 Grados, ubicado en el emblemático edificio Coltabaco, se encuentra una historia que merece ser contada y escuchada. La de Rosa Imelda Cabeza Quiera, artesana y dueña de Tradición Entretejida, quien desde los 7 años viene tejiendo más que fibras naturales: teje la memoria, la cultura y el amor por su tierra ancestral.

Es una de esas personas que guardan en sus manos la historia de generaciones. Aprendió la técnica de la cestería gracias a sus abuelas y a su mamá, quienes con paciencia y dedicación han transmitido este saber artesanal de generación en generación. Sus canastos, conocidos como ‘cuatro tetas’, son el resultado de años de aprendizaje y un profundo vínculo con el entorno.

“Es muy importante, porque hace parte de nuestra cultura plasmar en un producto el entorno donde vivimos, la alimentación que manejamos y los colores que hay en la selva. Eso para nosotros es muy importante”, cuenta.

Su trabajo no solo es un arte; es también la principal fuente de sustento para ella y su familia. Por eso, cada pieza lleva el alma de su pueblo y el deseo de mostrar al mundo un pedazo de la riqueza cultural y natural que hay en el Pacífico colombiano.

“Pues creo que hay una oportunidad de poder comercializar nuestro producto, que la gente pueda conocer y porque hace parte de la economía principal de nosotros”, añadió.

Cada canasto, bolso o matera que ofrece, tiene un proceso minucioso, que puede durar hasta 20 días. Las fibras naturales y tintas con las que trabaja, requieren paciencia y cuidado.

“Uno lo hace por el amor que le tiene al producto. A veces uno se rasga, a veces se meten las fibras en los dedos, pero eso no importa. Dependiendo del tamaño, por ejemplo son 15 o 20 días. Hay colores que uno tiene que combinar y para sacarlos siempre se demora, porque son tintas y fibras naturales”, describe.

Su llegada a Cali no es sencilla. Viene desde Guapi (Cauca) y para estar presente en la ‘Semana de la Biodiversidad’ recorre rutas que reflejan el compromiso de las comunidades indígenas con este espacio de ciudad. “De aquí de Cali, toca ir a Buenaventura; luego en Buenaventura coger una lancha o un barco y navegar unas ocho horas. Si es en barco, llega uno al otro día”, detalló.

En el edificio Coltabaco, quienes visiten la zona de artesanías pueden encontrar piezas que van desde los 20.000 pesos, hasta obras maestras que alcanzan el millón de pesos. Todas, reflejan la tradición y biodiversidad que Rosa Imelda representa.

Así recuperamos Cali: reiterando el compromiso con las comunidades indígenas y apoyando espacios donde su cultura tenga visibilidad.


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