El origen está en España
Aunque muchos países las consideran parte esencial de su identidad culinaria, las empanadas tienen un punto de partida claro: España. Más específicamente, Galicia. Allí, ya en el siglo XII, se preparaban como una comida práctica y sabrosa que podía llevarse al campo o a la guerra. La influencia árabe también tuvo un papel clave, con platos similares como las sambusas, que inspiraron la versión gallega.
De Europa a América
Con la llegada de los conquistadores, las empanadas cruzaron el Atlántico. En América Latina encontraron tierra fértil para reinventarse. Los ingredientes locales, las técnicas propias y los gustos regionales transformaron esa receta europea en una diversidad increíble de variantes.
Un plato, muchas identidades
En Argentina, las empanadas son casi un símbolo nacional. Las hay de carne, pollo, jamón y queso, y cada provincia tiene su receta estrella. En Chile, la empanada de pino —rellena de carne, cebolla, huevo duro, aceitunas y pasas— es protagonista en las Fiestas Patrias. Colombia y Venezuela apuestan por las versiones con masa de maíz, usualmente fritas. Y en México, además de las saladas, abundan las empanadas dulces rellenas de cajeta, fruta o crema pastelera.
Más que una comida
Las empanadas son mucho más que una receta: son cultura, tradición y creatividad. Cada país las adoptó y las adaptó, convirtiéndolas en un reflejo de su historia y sus sabores.



