Se abrió paso como pudo. Cuando Daniel Dhers llegó al Parque Extremo, en Altamira, una multitud ya lo esperaba. Pudiera decirse que no solo a él –quienes lo acompañaban estaban allí para lo mismo-, pero las miradas delataban. Las cámaras de la prensa, agolpada como hace tiempo no se veía, apuntaban hacia él. A empujones, muchos intentaban acercarse. El grito era como un eco que se perdía entre la multitud: “¡Daniel, Daniel!”. Aunque no se la vio, su respuesta era perfectamente imaginable. Ni el tapabocas ocultaba su sonrisa, que ya es de todos.
Avasallante, como la gente que fue a verlo, también era su simpleza y su carisma. Daniel Dhers es un rockstar sin aires de divismo. Por eso, quizás, genera lo que genera. Aunque le cueste entenderlo. “Todavía no puedo entender el impacto que uno puede tener en la sociedad”, diría después en su discurso.
Y el impacto que genera Dhers, más allá de la multitud que –en parte- congregó, no era difícil de notar. A la salida del parque, varios jóvenes, muchos de ellos niños y niñas, lo esperaban con sus bicicletas. El ciclista, ganador de una medalla de plata en BMX en los Juegos Olímpicos, ya es un referente. Un influencer. “Mira, allá está Edy, el chamo al que le robaron la bicicleta”, comentaban dos. Se referían a Edy Alviarez, el ciclista que acompañó a Dhers en su experiencia olímpica y quien, según el propio medallista, fue uno de los artífices de su triunfo.
Pero lo más notorio del impacto Dhers era el nombre del lugar. La convocatoria de la Alcaldía de Chacao era para renombrar el parque que se inauguró hace 10 años. El Parque Extremo ahora se llama Parque Extremo Daniel Dhers. “Me parece increíble que ahora lleve mi nombre. La verdad es algo que nunca pensé que sucedería, porque mi deporte no es muy conocido. Se tardaron 10 años en hacer un parque, y que ahora lleve mi nombre, de verdad que es un honor. Significa que hemos venido haciendo las cosas bien”.
