El turismo en Cundinamarca atraviesa un auge significativo gracias a la diversificación de sus rutas naturales y culturales, que han comenzado a atraer a viajeros nacionales y extranjeros en busca de experiencias auténticas a pocos kilómetros de Bogotá.
Durante 2024 y 2025, la región ha fortalecido su oferta turística con proyectos orientados al ecoturismo, la gastronomía local y la reactivación de patrimonios históricos. Municipios como Guatavita, La Mesa, Fusagasugá, Zipaquirá y Villeta reportan un incremento en la afluencia de visitantes, impulsado por la mejora en infraestructura vial y la promoción de eventos tradicionales.
Uno de los ejes centrales del crecimiento es el turismo de naturaleza. Lugares como el Salto del Tequendama, el Páramo de Sumapaz, el embalse del Neusa y la laguna de Guatavita se han consolidado como destinos preferidos para caminatas ecológicas, avistamiento de aves y actividades de aventura. Autoridades ambientales destacan que, aunque el flujo turístico ha aumentado, se promueven prácticas responsables para proteger los ecosistemas.
En paralelo, municipios con vocación cultural e histórica, como Zipaquirá, continúan atrayendo miles de visitantes a la Catedral de Sal, mientras que pueblos patrimoniales como Guaduas fortalecen su narrativa histórica ligada a Policarpa Salavarrieta y la Ruta Libertadora.
La Gobernación de Cundinamarca ha señalado que el turismo se ha convertido en un motor económico clave para las comunidades rurales, generando empleo en hospedajes, transporte, guianza turística y emprendimientos gastronómicos. La estrategia para 2025 incluye la creación de más corredores turísticos y programas de formación para operadores locales.
Con una mezcla de tradición, naturaleza y modernización, Cundinamarca se posiciona como uno de los destinos más completos del centro del país, ofreciendo experiencias que combinan descanso, cultura y aventura.



