
En el ataque más mortífero contra Israel por parte de la milicia libanesa Hezbolá desde la reciente escalada del conflicto, cuatro soldados israelíes perdieron la vida y más de 60 personas resultaron heridas.
La milicia libanesa informó en un comunicado que combatientes de Hezbolá dispararon «proyectiles de artillería» cerca del pueblo fronterizo de Markaba durante un intento de infiltración de una fuerza de infantería enemiga en el territorio libanés. Además, se informó que los milicianos atacaron a soldados con cohetes en otros lugares, como en la zona de Labouneh en el sur del Líbano.
Hezbolá declaró que la Resistencia Islámica, que es considerada por EE. UU. y otros países occidentales como Argentina, solo califica a su brazo armado como organización terrorista, llevó a cabo una operación en la noche del domingo 13 de octubre de 2024, lanzando un grupo de drones de asalto contra un campo de entrenamiento de la Brigada Golani en Binyamina, al sur de Haifa.
El movimiento proiraní afirmó que se trataba de una «acción complicada», en la que se lanzaron numerosos cohetes en simultáneo a varios objetivos en las zonas de Nahariya y Acre con el fin de distraer a las defensas aéreas israelíes. En consecuencia, numerosos aviones no tripulados (drones) saltaron del radar de la defensa aérea israelí. Hezbolá afirmó que se emplearon drones por primera vez en el ataque.
Hezbolá atacó a su líder Hasán Nasralá, quien fue asesinado a finales de septiembre por Israel. El grupo justificó su acción como parte de una serie de operaciones en respuesta a los «ataques sionistas, especialmente en los barrios de Al Nwaireh y Al Basta, en la capital Beirut y otras regiones libanesas», en los que según información local, murieron al menos 22 personas el jueves.
Hezbolá afirmó que el ataque era solo una muestra de lo que Israel podría enfrentar en caso de continuar su ofensiva en el Líbano.




