Cuando una pulpo hembra pone sus huevos, comienza un proceso biológico extremo qué se conoce como semelparidad. Se aferra a ellos sin moverse, sin alimentarse y sin descansar. Durante semanas e incluso meses dedica cada gramo de energía a protegerlos, sopla agua para oxigenarlos, los limpia, los defiende de depredadores. Su cuerpo se debilita, pero no se detiene.Este fenómeno semelparidad, es una estrategia evolutiva en la que un organismo se reproduce una sola vez en la vida y luego fallece. En el caso de los pulpos, la maternidad es terminal.En 2014, investigadores del Monterey Bay Aquarium Research Institute documentaron el caso más extremo de una hembra de Graneledone boreopacifica cuidando sus huevos durante 53 meses. Más de cuatro años sin alimentarse, sin abandonar el nido y sin descanso. Cuando los huevos finalmente eclosionaron, la madre falleció.La semelparidad no es exclusiva de los pulpos, pero en ellos alcanza niveles de sacrificio que desafían la lógica. No hay segunda oportunidad, no hay recuperación, solo existe la misión de asegurar la vida de la siguiente generación.En un mundo que suele medir la maternidad por lo visible, este caso revela una fuerza silenciosa y radical. La madre pulpo no deja descendencia por instinto. Lo hace porque su biología la obliga a darlo todo.Fuentes confiables en PLOS ONE, Monterey Bay Aquarium Research Institute, INVDES, La República.



