El organismo investigativo de la Fiscalía, CTI, asumió el caso del asesinato de un estudiante tras una fiesta el 31 de octubre, lo que aviva el debate sobre el incremento de episodios violentos en salidas nocturnas en Bogotá.
Más allá del hecho puntual, la noticia pone en evidencia la tensión entre el ocio juvenil, la inseguridad y la responsabilidad institucional: la ciudad debe asegurarse de que espacios de recreación también sean espacios seguros, y las investigaciones deben traducirse en prevención concreta, no solo en cifras.
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