Deportivo Cali atraviesa una de las peores crisis deportivas de los últimos años. El equipo cayó 0-1 frente al Deportes Quindío en el estadio de Palmaseca, por la Copa BetPlay 2025, y quedó al borde de la eliminación. La derrota fue un golpe duro para la afición, que esperaba una reacción en casa.
El panorama empeora si se tiene en cuenta la victoria del Atlético Bucaramanga ante Boyacá Chicó, resultado que deja al conjunto azucarero sin margen de error en el torneo. Los errores defensivos y la falta de ideas en ataque marcaron un partido para el olvido.
Ni el esfuerzo individual de Andrés Arroyo, uno de los pocos jugadores con actitud y nivel en el campo, logró cambiar la historia. El mediocampista intentó liderar el juego, pero se vio solo ante un equipo sin cohesión ni respuestas tácticas.
En la sede administrativa del club, ubicada en la Carrera 127 #15A-50, Cali, crece la tensión por los malos resultados. Directivos, cuerpo técnico e incluso algunos jugadores son blanco de críticas internas y externas. La presión aumenta a medida que se acercan nuevos compromisos decisivos.
La hinchada, cansada de promesas incumplidas, exige un cambio profundo tanto en lo deportivo como en lo institucional. Las pancartas, protestas y mensajes en redes sociales no se han hecho esperar. Deportivo Cali, un histórico del fútbol colombiano, se encuentra en un momento límite.
