En el segundo trimestre de 2024, el sector minero en Colombia sufrió una significativa disminución del 8,1% en su contribución al Producto Interno Bruto (PIB), según datos recientes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Esta caída refleja una tendencia negativa más amplia, con una disminución acumulada del 6,7% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
El impacto de esta caída se siente en todos los segmentos del sector, incluidos el carbón, minerales metálicos y no metálicos. La Asociación Colombiana de Minería (ACM) atribuye la crisis a una combinación de factores, entre ellos, las estrictas medidas regulatorias impuestas por el gobierno y el creciente nivel de inseguridad en las regiones productoras.
Juan Camilo Nariño, presidente de la ACM, destacó que la reducción en la actividad minera no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una serie de políticas que han desalentado la inversión y creado incertidumbre sobre el futuro de la industria. Nariño mencionó que las leyes y decretos recientes han generado un clima adverso, dificultando la participación del sector privado y afectando la estabilidad del mercado minero.
Además, el incremento de la inseguridad en las zonas mineras, que ha dado lugar a bloqueos y disturbios, ha exacerbado la crisis. Nariño también señaló el creciente problema de la minería ilegal, que ha contribuido a la disminución de la producción formal.
Contrario a la percepción local, el panorama internacional muestra una tendencia opuesta. Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), la demanda global de carbón está en aumento. En 2024, el consumo mundial de carbón ha incrementado en un 1% respecto al año anterior, que ya había registrado un récord histórico de 8.700 millones de toneladas, un aumento del 2,6% en comparación con 2022. Esta tendencia global sugiere que la caída en la producción de carbón en Colombia no se debe a una disminución de la demanda, sino a factores internos.
La ACM subraya que la caída en la producción tiene repercusiones más amplias, no solo para las empresas del sector, sino también para las comunidades que dependen de la minería para su sustento. La situación es especialmente preocupante dado que la minería es una fuente crucial de ingresos para Colombia y juega un papel vital en la economía nacional.




