La Universidad Nacional de Colombia, se encuentra actualmente inmersa en una crisis que ha capturado la atención de toda la comunidad educativa y la sociedad en general. Desde el inicio del mes de abril, los estudiantes han protagonizado un paro indefinido en protesta por el nombramiento del director Ismael Peña, desencadenando una serie de eventos que han afectado significativamente las actividades académicas y la estabilidad institucional.
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La designación de Ismael Peña como rector, surgida de la votación del Consejo Superior Universitario, ha sido objeto de controversia y rechazo por parte de los estudiantes, quienes han manifestado su desacuerdo a través de asambleas y movilizaciones. Este descontento alcanzó un punto crítico cuando Peña se autoposesionó como rector ante una Notaría el 1 de mayo, sin contar con el aval de la ministra de Educación, Aurora Vergara, generando un clima de incertidumbre y tensión en la institución.
Perdidas
El informe elaborado por la Vicerrectoría de la Universidad Nacional en Bogotá revela una afectación económica significativa debido a la “anormalidad académica” que atraviesa la institución. Los daños en la infraestructura física ascienden a $1.112.184.715, mientras que los gastos incurridos por actividades de docencia alcanzan los $2.200.593.718. Las actividades de bienestar universitario, incluyendo apoyos económicos, suman $939.094.143, y los ingresos no recibidos por servicios no prestados, extensión e investigación se estiman en $346.168.360.
Además, los gastos por actividades de investigación y extensión representan $20.716.673, y otros gastos adicionales de funcionamiento totalizan $188.002.972. En total, la afectación económica se eleva a $4.806.760.581, reflejando la magnitud de la crisis que enfrenta la Universidad Nacional de Colombia.
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Según un informe presentado por la Vicerrectoría de la sede de Bogotá, la institución enfrenta importantes desafíos financieros debido a las actividades de protesta y los bloqueos que han impedido el normal desarrollo de las actividades administrativas y académicas. Se estima que se requiere una inversión mensual significativa para contratar profesores ocasionales y garantizar el avance del semestre.
Esperamos que las autoridades universitarias y el Gobierno Nacional puedan trabajar de manera conjunta para superar esta crisis y restablecer la normalidad en la Universidad Nacional de Colombia.




