Crisis en la educación en Colombia, la alarmante realidad de la alfabetización infantil exige una reflexión profunda y una acción decidida. Según datos del Banco Mundial, dos de cada tres niños de 10 años en el país no puede leer un texto simple. Esta cifra no solo refleja un fracaso en la educación básica, sino que también pone en evidencia la falta de estrategias eficaces para abordar uno de los problemas más críticos de nuestro sistema educativo.
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El panel reciente sobre los desafíos de la alfabetización inicial en Colombia destacó una brecha alarmante: la ausencia de una guía basada en evidencia para enseñar a leer. Esta falta de un marco sólido y fundamentado en el aprendizaje del cerebro limita la capacidad de los educadores para ofrecer una enseñanza eficaz que garantice la comprensión lectora desde las primeras etapas de escolarización.
La exministra de Educación, Cecilia María Vélez, señaló que la calidad de la lectoescritura ha sido históricamente un desafío. La preocupación por los bachilleres que se gradúan con deficiencias en comprensión lectora no es nueva, pero es urgente. Esta situación tiene consecuencias directas en el futuro académico y personal de los estudiantes, afectando su capacidad para adquirir otros conocimientos y habilidades esenciales. En respuesta a esta crisis, la Fundación ‘Aprender a Quererte’ y Unicef están impulsando una recolección de firmas para promover cambios significativos en el proceso de alfabetización. El objetivo es establecer guías basadas en la evidencia científica sobre cómo aprenden los niños a leer, con la esperanza de cerrar las brechas existentes y asegurar que todos los pequeños, sin importar su ubicación, tengan la oportunidad de aprender a leer de manera efectiva. Tanya Chapuisat, representante de Unicef en Colombia, enfatizó la urgencia de esta situación.
La frustración de los niños que no pueden leer ni entender lo que leen debe ser un llamado de atención para todos los actores involucrados en el sistema educativo. Las guías basadas en evidencia no solo ayudarán a mejorar las competencias lectoras, sino que también contribuirán a la permanencia de los estudiantes en la escuela, reduciendo la deserción escolar. Es hora de que profesores, gobiernos locales y nacionales, directivos y familias unan esfuerzos para priorizar la educación de los niños. La implementación de estrategias basadas en la evidencia y el compromiso con la mejora continua son pasos cruciales.
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