CRISIS EN EL TOLIMA

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Efraín Valencia habló sobre la grave situación que enfrentan los arroceros por promesas incumplidas.

Un panorama desalentador enfrenta el gremio arrocero en el Tolima. Más de 5.000 cultivadores están al borde del colapso económico por el incumplimiento de compromisos adquiridos por el Gobierno Nacional tras el paro de marzo pasado. Así lo advirtió el Comité de Gremios Económicos del Tolima mediante un comunicado oficial, en el que también hizo un llamado urgente a las autoridades para evitar una crisis aún mayor.

Los acuerdos incluían aportes a un fondo de apoyo para pequeños productores, revisión del esquema de costos y medidas que protegieran la producción local. Sin embargo, hasta el momento, ninguna de estas promesas se ha hecho efectiva. “La situación es insostenible. Miles de familias campesinas están viendo en riesgo su única fuente de ingreso”, afirmó Efraín Valencia, presidente del Comité.

Tolima es uno de los principales productores de arroz del país, y su cadena productiva es esencial para la economía regional. Municipios como El Espinal, Guamo, Venadillo, Saldaña, Ataco y Purificación dependen en gran medida de esta actividad.

La situación se ha agravado por el desmonte del incentivo al almacenamiento, herramienta que ayudaba a mitigar los efectos de la sobreoferta en épocas de cosecha. Este año, los precios cayeron estrepitosamente: la carga de arroz paddy verde, que en enero se cotizaba en $230.000, hoy no supera los $170.000. Esto ha puesto en jaque la rentabilidad de los cultivos.

Además, los arroceros aseguran que el costo de producción por hectárea supera ampliamente los ingresos actuales. Fertilizantes, pesticidas, transporte y maquinaria siguen encareciéndose, mientras los ingresos disminuyen. “Estamos trabajando a pérdida, endeudados y sin respuesta”, dijeron algunos campesinos.

El Comité de Gremios exigió al Gobierno activar de inmediato los mecanismos de ayuda y cumplir lo prometido. De lo contrario, podrían reactivarse las manifestaciones y bloqueos en todo el sur del departamento. “No se trata de protestar, se trata de sobrevivir. Pedimos soluciones, no excusas”, concluyó Valencia.


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