Las comunidades indígenas ubicadas en el oriente del Cauca están atravesando una grave crisis económica a raíz de la expulsión de ceniza de los volcanes Curiquinga y Puracé, fenómeno natural que ha causado serios daños en la región. La caída de ceniza ha contaminado las fuentes de agua, destruido cultivos y suspendido la producción de leche, lo que ha puesto en peligro la biodiversidad local y ha generado grandes dificultades para los habitantes de estas comunidades.
Los residentes de los resguardos Kokonuco y otras comunidades cercanas, especialmente del municipio de Puracé, han solicitado de manera urgente un mayor apoyo de las autoridades regionales y nacionales. Consideran que las acciones tomadas hasta el momento no han sido suficientes para mitigar el impacto de esta emergencia, que ha afectado tanto sus medios de vida como su salud.
El alcalde de Puracé, Jorge Andrade, ha calificado la situación como una verdadera catástrofe y subraya la necesidad de una intervención inmediata por parte de las instituciones. En este contexto, se ha creado un Puesto de Mando Unificado, con el objetivo de coordinar las acciones de las autoridades y garantizar que se atiendan las necesidades de las comunidades afectadas.
Por su parte, el gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, ha señalado que la afectación de los cultivos, la ganadería, las viviendas y las fuentes hídricas requiere una acción conjunta y coordinada entre las diferentes entidades gubernamentales. Asimismo, la Secretaría de Salud del Cauca ha activado un plan de emergencia que incluye la distribución de tapabocas, medicamentos y oxígeno medicinal para atender a los habitantes de la zona.
El nivel de alerta volcánica en la región sigue en amarillo, de acuerdo con el reporte del Servicio Geológico Colombiano, y las autoridades continúan monitoreando de cerca la actividad volcánica para evitar nuevos daños a la población y el medio ambiente.

															


