El departamento de Nariño atraviesa una alarmante crisis de salud mental que tiene en alerta a las autoridades y al personal médico. En los últimos meses se ha registrado un aumento considerable en las atenciones de urgencias psiquiátricas, al tiempo que se reporta un preocupante desabastecimiento de medicamentos esenciales para tratar trastornos mentales.
Los centros asistenciales de la región han evidenciado un incremento de casos relacionados con ansiedad severa, episodios psicóticos, depresión y conductas de riesgo. Sin embargo, la escasez de antidepresivos, estabilizadores del ánimo y ansiolíticos ha dificultado la continuidad de los tratamientos, afectando especialmente a los pacientes más vulnerables.
La situación se agrava por las dificultades de acceso a los servicios especializados en salud mental, sobre todo en zonas rurales. Factores como la pobreza, la falta de infraestructura hospitalaria y las interrupciones en las rutas de abastecimiento han generado un escenario crítico que supera la capacidad de respuesta del sistema de salud regional.
Profesionales del área advierten que la salud mental debe ser tratada como una prioridad, pues refleja las condiciones sociales y económicas que viven miles de familias nariñenses. Ante este panorama, se hace urgente la implementación de medidas que garanticen el suministro de medicamentos, la atención oportuna de los pacientes y el fortalecimiento de los programas de prevención y acompañamiento psicológico en todo el departamento.




