LA VIOLENCIA ESTÁ PRESENTE EN EL 90% DEL TERRITORIO
La seguridad de las mujeres en Bogotá está en una situación alarmante. Un reciente mapeo, revelado por la Veedora Distrital, Adriana Herrera, expone que la violencia basada en género es un problema presente en el 90% del territorio de la ciudad, afectando a mujeres en el espacio público, el transporte y sus propios hogares. La falta de medidas efectivas por parte de las autoridades ha permitido que este problema se agudice, dejando a miles de mujeres en estado de vulnerabilidad y con un alto riesgo de ser víctimas de agresiones.
498 casos de violencia intrafamiliar en lo que va del 2025
Uno de los puntos más preocupantes es la movilidad. Según los datos del estudio, las mujeres que se desplazan en bicicleta enfrentan constantes amenazas en las principales avenidas de la ciudad. Los corredores viales más peligrosos para las ciclistas son la Av. Ciudad de Cali, la Av. Boyacá, la Av. de las Américas, la Av. Carrera 68, la Av. Caracas y la Av. Suba. En estas vías, las mujeres no solo deben esquivar conductores imprudentes y la falta de infraestructura adecuada, sino que también son blanco de acoso y agresiones por parte de transeúntes y otros actores viales. La ausencia de vigilancia y medidas de protección incrementa su vulnerabilidad, haciendo que movilizarse en bicicleta en Bogotá represente un riesgo constante.
El transporte público, en especial TransMilenio, tampoco es un espacio seguro para las mujeres. En 2024, se registraron aproximadamente 420.000 casos de violencia sexual dentro del sistema de transporte masivo, pero apenas 1.225 fueron denunciados. Esto significa que el 99,71% de estos casos queda en la impunidad, lo que refleja la falta de confianza en las autoridades y la ausencia de mecanismos eficientes para atender a las víctimas. Las estaciones de TransMilenio con mayor riesgo para las mujeres incluyen Ricaurte (NQS/Calle 13), Av. Jiménez (Caracas-Calle 13), Portal Américas, Molinos, Portal Norte y otras de alto flujo de pasajeros. En estos puntos, el acoso sexual, el robo y otras formas de violencia son el pan de cada día, mientras que las medidas para mitigar esta problemática siguen siendo insuficientes.
El panorama es igual de preocupante en los hogares. En lo que va de 2025, se han reportado 498 casos de violencia intrafamiliar de pareja en Bogotá. Las localidades más afectadas son Ciudad Bolívar (73 casos), Kennedy (71), Bosa (57), Suba (42) y Engativá (40). Estas cifras evidencian que, para muchas mujeres, su propia casa es un espacio peligroso. Además, estas mismas localidades presentan los mayores índices de feminicidio, lo que confirma que la violencia de género en la ciudad sigue cobrando vidas sin que las autoridades logren frenar la tendencia.
A esto se suma la falta de refugios y espacios de atención para las víctimas de violencia. Muchas mujeres que sufren agresiones no cuentan con un lugar seguro al cual acudir y, en muchos casos, deben permanecer en entornos peligrosos ante la falta de opciones. Bogotá necesita aumentar la cantidad de casas de acogida, fortalecer la atención psicosocial y brindar apoyo legal inmediato a quienes enfrentan situaciones de riesgo. Sin estas medidas, la violencia seguirá cobrando víctimas, y muchas mujeres continuarán atrapadas en círculos de maltrato sin poder salir de ellos.
El acoso callejero también es una de las principales preocupaciones. Caminar sola por la ciudad, especialmente en horas de la noche, representa un peligro inminente para las mujeres. Zonas como el centro de Bogotá, el occidente y el sur presentan altos índices de agresiones en la vía pública, con denuncias de tocamientos indebidos, persecuciones e incluso intentos de secuestro. La falta de iluminación en algunos sectores y la escasa presencia de las autoridades contribuyen a que este problema crezca sin control.
La percepción de inseguridad entre las mujeres ha alcanzado niveles críticos. Un 75% de ellas considera que Bogotá es una ciudad peligrosa durante la noche, lo que limita su movilidad y su derecho a transitar libremente sin temor a ser agredidas. Este miedo no es infundado, sino que está sustentado en cifras concretas que muestran la falta de acciones efectivas por parte del Distrito para mejorar la seguridad de las mujeres en la ciudad.
Frente a esta situación, colectivos feministas, organizaciones sociales y algunos concejales han hecho un llamado urgente a la administración distrital para que implemente medidas concretas de protección. Entre las soluciones planteadas se encuentra el refuerzo de la seguridad en zonas de alto riesgo, la instalación de más cámaras de vigilancia, la capacitación de agentes de policía en temas de violencia de género, la mejora de la infraestructura para crear espacios más seguros y una mayor celeridad en la atención y judicialización de los agresores.
Sin embargo, hasta el momento, la respuesta por parte de las autoridades ha sido insuficiente. La falta de voluntad política y de estrategias integrales ha permitido que la violencia de género en Bogotá se convierta en una crisis de seguridad sin precedentes. Mientras tanto, miles de mujeres siguen enfrentando agresiones en las calles, en el transporte y en sus propios hogares, sin que haya garantías reales de justicia.
Es urgente que el Distrito tome medidas contundentes para revertir esta situación. La seguridad de las mujeres no puede seguir siendo una deuda pendiente, ni un tema secundario en la agenda pública. Se necesitan políticas eficaces, una mayor inversión en prevención y una respuesta institucional fuerte que garantice el derecho de las mujeres a vivir sin miedo. La violencia de género no es un problema individual, sino una crisis social que requiere soluciones inmediatas y estructurales.



