Héctor Joel Urbano Perdomo, ex patrullero de la Policía Nacional y prófugo de la justicia colombiana, fue condenado en Ucrania a 14 años de prisión por participar como mercenario en el conflicto armado contra Rusia. La sentencia fue emitida tras confirmarse su participación en acciones de combate al lado de las fuerzas ucranianas, a cambio de dinero.
Según el Comité de Investigación de Rusia, Urbano Perdomo violó el artículo 359 del Código Penal de ese país, que penaliza la participación en conflictos armados como combatiente extranjero. Las pruebas recopiladas demostraron que había estado vinculado en al menos dos ocasiones con operaciones militares ilegales.
Feminicidio impune
Mientras cumple una pena por mercenarismo en Europa del Este, en Colombia el expolicía sigue siendo buscado por el feminicidio de su esposa, Esmeralda María Hernández Marín, ocurrido en 2019 en Neiva. La mujer, de 38 años y enfermera de profesión, fue encontrada sin vida en su apartamento en el barrio Gualanday en la Capital Huilense.
Inicialmente se planteó la hipótesis de un suicidio, pero los exámenes forenses revelaron lo contrario: Esmeralda tenía heridas post mortem en el cuello, una fractura en la mandíbula y rastros de piel de su agresor bajo las uñas. Estas pruebas forenses comprometieron a Héctor Joel Urbano, quien era su pareja y convivía con ella al momento del hecho.
El caso fue reclasificado como feminicidio agravado. Urbano Perdomo fue apartado de su cargo en la Policía, trasladado a otras zonas del país y capturado meses después, siendo recluido en la cárcel Picaleña, en Ibagué. Sin embargo, recuperó su libertad provisional mientras avanzaba el proceso y aprovechó para huir del país.
Justicia pendiente
Desde su fuga, el nombre de Héctor Joel Urbano Perdomo figuró en listas de los más buscados en Colombia. Mientras su paradero era desconocido, la familia de la víctima clamaba justicia y denunciaba la lentitud del proceso judicial. Fue solo hasta su captura en Ucrania que se conoció su destino.
Aunque actualmente está en prisión en territorio ucraniano, en Colombia continúa vigente la orden de captura por feminicidio. Las autoridades esperan que una vez cumpla su condena, sea posible avanzar en un proceso de extradición para que responda ante la justicia colombiana.
El caso ha reavivado el debate sobre la efectividad del sistema judicial en el seguimiento a delitos de alto impacto como el feminicidio, y la necesidad de cerrar los vacíos que permiten la fuga de responsables. La familia de Esmeralda exige que no haya impunidad y que el acusado pague también por el crimen cometido en Neiva.



