Carlos Gallardo
Emprender en Pasto nunca ha sido fácil. Quienes decidimos arriesgarnos por nuestras ideas sabemos lo que significa enfrentar trámites, limitaciones económicas, competencia creciente y, en muchos casos, la falta de apoyo. Sin embargo, emprender sigue siendo la única manera de trabajar de forma independiente, de perseguir nuestros sueños y de luchar por las metas que Dios ha sembrado en nuestro corazón.
Cada idea que nace en la mente de un emprendedor es un regalo divino. Si Dios te la entregó, también te proveerá de las herramientas, las personas y las oportunidades necesarias para hacerla realidad. Esta convicción la he comprobado en mi propio camino: he iniciado varios emprendimientos y he entrevistado a decenas de empresarios y emprendedores de Pasto, del departamento de Nariño, de Colombia y del ámbito internacional. Todos coinciden en lo mismo: emprender es un acto de fe, de valentía y de persistencia.
He escuchado a muchos empresarios exitosos repetir la misma enseñanza: trabajar como empleado puede ser una etapa necesaria, un medio para generar capital y adquirir experiencia, pero no debe ser la meta final. La verdadera meta está en invertir en tu mente, en tu crecimiento y en tu propósito de vida. Cada emprendimiento, por pequeño que parezca, tiene un valor enorme porque nació de una visión única y personal. Lo que crees, lo creas, y lo que creas, te hace crecer.
Uno de los mayores retos en Pasto es romper con la idea de que “el pastuso come pastuso”. Esta creencia nos limita y frena el desarrollo económico de la región. Es momento de que los emprendedores nos apoyemos entre nosotros, generando redes que impulsen nuevas ideas y fortalezcan los negocios locales. Cada emprendimiento, además de generar ingresos, produce empleo y oportunidades para muchas familias, contribuyendo directamente al bienestar de la ciudad.
Cuando consumimos localmente y respaldamos a nuestros emprendedores, estamos apostando por un futuro más próspero. Somos parte de un motor económico que puede transformar realidades y abrir caminos para quienes vienen detrás.
Emprender es comprender que cada reto es una lección y cada pequeño logro, un motivo para seguir adelante. Quien tiene una idea en mente debe confiar y dar el primer paso. Si Dios la puso en tu corazón, es porque tienes lo necesario para hacerla realidad. Pasto necesita soñadores que se atrevan a arriesgarse y a demostrar que, cuando nos apoyamos, todos crecemos. La Gallardía del emprendedor está en no rendirse jamás.
