Mientras el conflicto en Gaza se intensifica, un número creciente de ciudadanos israelíes ha comenzado a manifestarse abiertamente en contra de la guerra. Las críticas internas, antes aisladas, ahora cobran mayor fuerza y visibilidad dentro del país.
Uno de los pronunciamientos más contundentes vino de Yair Golan, excomandante adjunto de las Fuerzas de Defensa de Israel y actual político de izquierda, quien lanzó fuertes declaraciones durante una entrevista en la radio pública. Golan advirtió que Israel corre el riesgo de convertirse en un “estado paria”, comparándolo con el régimen del apartheid sudafricano si no corrige el rumbo de su accionar militar y político.
“Un país sensato no hace la guerra contra civiles, no mata bebés por deporte ni busca vaciar de población un territorio”, expresó, lo que desató una ola de reacciones. El primer ministro Benjamin Netanyahu respondió de inmediato, calificando las palabras de Golan como un “libelo de sangre”, una acusación históricamente cargada en el discurso político israelí.
Estas tensiones reflejan una creciente división en la sociedad israelí, en medio de una guerra que, lejos de amainar, entra en una fase aún más violenta y controversial.
