crean lengua biomimética que “sabe” y aprende sabores como un órgano humano

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En un paso innovador hacia la intersección entre biología, robótica e inteligencia artificial, científicos han desarrollado la primera “lengua artificial” capaz de detectar sabores —como dulce, ácido, salado, amargo— y aprender perfiles de bebidas complejas como el café o refrescos. Utiliza membranas ultrafinas de óxido de grafeno que filtran iones de sabor y permiten al dispositivo procesar la información internamente, sin depender de un ordenador externo.
Los ensayos muestran que el prototipo alcanzó una precisión de entre el 72,5 % y 87,5 % en los sabores básicos, y de hasta el 96 % en bebidas con perfiles complejos. Se considera un avance clave hacia la robótica sensorial, la detección temprana de enfermedades mediante fluidos (saliva, sudor) y la mejora de control de calidad en alimentos y bebidas.
Aunque por ahora el aparato es voluminoso y requiere mucha energía, los autores confían en miniaturizarlo y adaptarlo para usos médicos, robóticos e industriales en los próximos años. Esta innovación demuestra cómo la combinación de nueva física de materiales, ingeniería y biología puede generar dispositivos con funciones casi orgánicas.

“Estamos comenzando a repro­ducir no solo funciones bioeléctricas, sino también el aprendizaje sensorial de los órganos humanos”, comenta el equipo que lideró el estudio.


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