Los hijos son nuestro vivo reflejo, para lo bueno o malo. En ocasiones esto puede generar muchos conflictos porque de manera inconsciente tratamos de enseñarles que hagan lo que nosotros no pudimos hacer en la vida, exigiéndoles cosas que tal vez ellos no desean hacer.
Incluso algunos padres proyectan sobre sus hijos su propio enojo e infelicidad al grado de convertirlos en personas depresivas, con poca confianza en ellos mismos y poco amor propio.
Poca o mucha autoestima
Es común escuchar a los padres decirles a sus hijos que son bellos, hermosos, únicos, especiales, valientes y demás cualidades y virtudes, para que ellos crezcan con un elevado amor propio.
Sin embargo, no siempre lo que decimos lo llevamos a la práctica. Existen padres que carecen de amor propio y son los primeros en autocriticarse, lastimarse y herirse, creyéndose poca cosa.
Ellos no tienen confianza en sí mismos; guardan miedos, dudas e inseguridades, que son imposibles de ocultar.
Decir mentiras piadosas
Una de las cosas que deseamos como padres es que nuestros hijos aprendan a decir la verdad y eviten mentirnos. Pero muchas veces nuestro ejemplo a seguir es contradictorio cuando ellos nos observan decir mentiras (aunque sean piadosas).
Simplemente el ejemplo de cuando suena el teléfono y le pedimos a nuestro hijo que responda y diga que no estamos en esos momentos, son ejemplos que debemos evitar.O cosas tan simples como decir que las verduras son deliciosas cuando en realidad no te gustan.
Romper las reglas
A veces es muy fácil y excitante romper con algunas reglas, por ejemplo al conducir, algunas personas se les hace sencillo ir a toda velocidad cuando no está permitido, o pasarse un semáforo en rojo; o cuando nos vamos de vacaciones y no está permitido meterse a nadar en la alberca sin antes darse un duchazo, entre otros ejemplos.
Decir groserías
Algunos padres dicen groserías constantemente como parte de su personalidad, sin embargo, quiero imaginar que eso no es lo que quieren enseñarles a sus hijos. Y aunque algunas veces sea gracioso escucharlas decirlas a los pequeños, no es algo de lo que deberíamos sentirnos orgullosos.
Impuntualidad
La puntualidad es un valor fundamental que debemos aprender a ejecutarlo en todos los aspectos, ya que ser puntuales no solo te abre las puertas a mejorar tus relaciones, sino que integra más valores como el sentido de la responsabilidad y el compromiso.
Falta de empatía
En ocasiones suele pasar que dejamos de ponernos en los zapatos de los demás convirtiéndonos en personas insensibles por enfocarnos en nuestros propios problemas, sin darnos cuenta que existen personas que pueden llegar a necesitar de nuestra ayuda.
Es importante estar alertas en todo momento para ayudar a quien lo necesite, a ser más comprensivos con los demás, a ser más humildes y a ser flexibles cuando las personas se equivocan, así lograremos que nuestros hijos sean más empáticos para que fortalezcan sus relaciones.




