Anapoima, un encantador municipio ubicado en el departamento de Cundinamarca, es conocido no solo por su clima cálido y su ambiente acogedor, sino también por su rica tradición gastronómica. En medio de la diversidad de sabores y recetas que se pueden encontrar en esta región, uno de los platos típicos que mejor representa su esencia es el ´Sancocho de gallina criolla´, un manjar que ha perdurado a lo largo de generaciones, convirtiéndose en un símbolo de la identidad cultural de sus habitantes.
El Sancocho de gallina criolla es mucho más que una simple receta, es una tradición culinaria que reúne a las familias y a las comunidades alrededor de la mesa. Preparado con ingredientes frescos y locales, este plato destaca por el uso de gallina criolla, un ave que se cría de manera natural y cuyo sabor es más intenso y auténtico que el de las aves de corral industrializadas. La gallina criolla es el alma del sancocho, aportando su textura única y su sabor inconfundible.
El proceso de cocción del sancocho es lento y cuidadoso, permitiendo que cada ingrediente libere sus sabores y aromas. Además de la gallina, se utilizan plátano, yuca, papa criolla, mazorca y un surtido de especias y hierbas que realzan el sabor del caldo. Entre estas hierbas destacan el cilantro y la cebolla larga, que le dan un toque fresco y aromático. En algunas versiones de este plato, también se agregan guascas, una planta que se utiliza comúnmente en la gastronomía de la región andina colombiana.
El plato representatico en Anapoima no solo se distingue por sus ingredientes, sino por su sentido de comunidad. Es típico que se prepare en grandes cantidades, ya sea para reuniones familiares, celebraciones locales o simplemente para disfrutar en un almuerzo dominical. En muchos casos, este plato se sirve en conjunto con arroz blanco, aguacate y una porción de ají casero, que complementan la experiencia gustativa.
Además, en Anapoima es común acompañar el sancocho con jugos de frutas tropicales, como el guandolo, una bebida refrescante a base de panela y limón, que contrasta de manera perfecta con la calidez del sancocho.




