COP30 en Belém: Colombia presiona por transición justa, pero surgen tensiones

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En el marco de la COP30, celebrada en Belém (Brasil), Colombia ha jugado un papel activo y ha llevado al frente sus demandas por una transición justa y equitativa hacia un modelo energético más sostenible.

Uno de los logros más destacados para Colombia y otros países vulnerables ha sido el acuerdo para triplicar el financiamiento para adaptación climática, llegando a un compromiso de US$ 120.000 millones al año para 2035. Además, se estableció un Mecanismo de Transición Justa respaldado por la ONU, cuyo objetivo es asegurar que las comunidades dependientes de industrias fósiles (como minería o petróleo) no queden atrás en la descarbonización.


Sin embargo, la cumbre también estuvo marcada por fuertes discrepancias. Petrostados, como Arabia Saudita, impidieron que se incluyera un cronograma formal para la eliminación de combustibles fósiles del acuerdo final. Este bloqueo ha sido criticado por varios delegados, entre ellos representantes de Colombia, que consideran que sin un plan claro de desmantelamiento de la infraestructura fósil, el objetivo climático pierde fuerza .


Además, durante la plenaria final se vivieron

momentos de tensión: varios países, incluida Colombia, denunciaron falta de transparencia y la imposición de decisiones sin consenso. Según reportes, el presidente de la COP suspendió la sesión tras fuertes objeciones, y se tuvieron que convocar consultas privadas para salvar el acuerdo.

Representantes de comunidades indígenas expresaron sentimientos encontrados: por un lado, celebraron un reconocimiento más profundo de sus derechos territoriales; por otro, criticaron la militarización y la escasa voz en las negociaciones. Por su parte, organizaciones de la sociedad civil advierten que el financiamiento comprometido aún no es suficiente para atender la magnitud de las pérdidas y daños causados por el cambio climático.


Para Colombia, la COP30 representa una oportunidad estratégica: no solo para consolidar su liderazgo en América Latina en materia ambiental, sino también para usar la justicia climática como palanca de desarrollo. No obstante, el desafío ahora es trasladar los compromisos de papel a acciones concretas en terreno, donde las comunidades más vulnerables pueden beneficiarse de los recursos y las políticas de transición.


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