En la zona rural de Solano, el caos se ha apoderado de la tranquilidad de los habitantes tras un escalofriante mensaje de alias ‘Polo’, líder de las disidencias de las FARC. En un audio interceptado por inteligencia militar, el cabecilla convoca a la población a atacar a la Fuerza Pública, instigando a los locales a expulsar a los uniformados de la región.
Este inquietante pronunciamiento ha provocado temor entre las comunidades indígenas y campesinas, que ven en riesgo su seguridad y estabilidad. La amenaza de asonadas se cierne sobre un territorio ya desgastado por años de conflicto y la presencia de múltiples actores ilegales.
Tensión
El clima de violencia se agudiza con la llegada de otro grupo disidente liderado por alias ‘Calarcá’, quien se encuentra operando en las cercanías de Solano. La suma de estas facciones insurgentes incrementa significativamente el riesgo de un enfrentamiento armado a gran escala.
Este panorama sugiere un escenario donde civiles quedarían atrapados en el fuego cruzado, expuestos a acciones bélicas que podrían tener consecuencias devastadoras. La presencia de diversos grupos armados complica aún más la situación de seguridad, transformando la región en un punto crítico para el conflicto armado colombiano.
Temor
Las estrategias empleadas por las disidencias buscan consolidar su dominio sobre el territorio, utilizando la presión sobre la población local como un recurso para generar apoyo y movilización. Alias ‘Polo’ ha instado a las comunidades a unirse a su causa, buscando fomentar un levantamiento que le permita consolidar el poder en la región.
Esta dinámica de coerción provoca un clima de miedo y división, donde la comunidad se enfrenta a decisiones difíciles entre colaborar con grupos armados o resistir la presión, exponiéndose a represalias violentas. La manipulación de la población por parte de estos actores es una táctica utilizada históricamente en conflictos, poniendo en evidencia la fragilidad de la paz en la zona.
Riesgos
La retirada de la Fuerza Pública, exigida por las disidencias, se percibe como un paso peligroso hacia el colapso del orden en el departamento del Caquetá. Analistas advierten que esta acción podría abrir las puertas a un recrudecimiento de la violencia, donde las facciones insurgentes expandirían su control territorial, poniendo en jaque a la población civil.
La incertidumbre se apodera de los habitantes, quienes enfrentan un futuro incierto marcado por la posibilidad de desplazamientos masivos y crisis humanitarias. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación, a la espera de que se tomen medidas que protejan a los más vulnerables en esta incesante espiral de violencia.
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Pie de foto: Alias “Polo”, sindicado.
