La comunidad sogamoseña se encuentra en pie de guerra tras la reciente controversia que rodea la posible tala de palmas en el municipio. El líder ambiental Felipe Velasco ha denunciado la situación, resaltando la falta de coherencia en las decisiones de las autoridades locales. Según Velasco, la solicitud del alcalde Mauricio Barón para autorizar la tala contrasta con la oposición del Personero, quien se niega a permitir un peritaje botánico que podría esclarecer la situación. Además, una Oficina de Riesgos ha emitido un concepto erróneo sobre un supuesto «riesgo de colapso» sin pruebas sustanciales.
Las palmas, descritas como sanas y robustas, no solo embellecen el paisaje, sino que también proporcionan diversos servicios ambientales a la ciudad, contribuyendo a la biodiversidad local. La comunidad no entiende por qué se pretende acabar con estas especies, que son un símbolo de vida y naturaleza en el entorno urbano. “Es increíble pensar que todo lo que ha costado con tanto esfuerzo para educarnos en la coexistencia con el medio ambiente sea destruido en un instante”, comentó Sofía Parra, ambientalista.
La indignación crece entre los ciudadanos, quienes han comenzado a organizar manifestaciones en contra de la tala. Daniel Díaz, otro de los detractores de esta medida, afirmó: “Hagamos manifestaciones a pie, marchemos en contra de acabar con las palmas. Me parece absurdo e ilógico que quieran tumbarlas”. Su llamado a la acción refleja un creciente descontento con las decisiones tomadas sin una adecuada consulta con expertos.
Sofía Parra también exigió un peritaje botánico experto, afirmando que es fundamental encontrar soluciones que no impliquen la eliminación de los pocos espacios verdes que quedan. “Se necesita un peritaje botánico YA. Algo se podrá hacer que no sea acabar con el poco verde que tiene la ciudad”, enfatizó.
La polémica en torno a las palmas de Sogamoso plantea interrogantes sobre la falta de coordinación entre las autoridades y la necesidad de priorizar el medio ambiente en la planificación urbana. La comunidad continúa alzando su voz, pidiendo que se escuche su clamor y que se reconsideren las decisiones que podrían afectar su entorno natural. La lucha por la defensa de las palmas se convierte así en un símbolo de resistencia y conciencia ambiental en la región.




