El pasado domingo, 16 de febrero, un grupo de más de 20 personas, pertenecientes a diferentes colectivos, pintó el Puente de los Mil Días con mensajes alusivos al conflicto armado en Colombia, en particular, sobre la militarización en el Catatumbo y la búsqueda de madres por sus hijos desaparecidos. Sin embargo, solo 15 horas después, la Alcaldía de Cali, a través de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), borró los mensajes pintados, lo que desató una polémica en la ciudad.
Desde la Alcaldía, se indicó que la intervención no estaba autorizada por la administración local, y se justificó el borrado de los murales por ser una acción en contravía del esfuerzo por recuperar el espacio público de manera consensuada con los residentes del sector. Camilo Murcia, director de la Uaesp, destacó que ya se había realizado una intervención previa en la que se habían pintado ilustraciones alusivas al Pabellón Nacional y la bandera de Santiago de Cali, con la participación de la comunidad local. Según Murcia, la expresión cultural debe ser respetuosa con todos los sectores y no debe generar conflictos.
La polémica creció cuando diferentes voces se alzaron en contra de la eliminación de los murales. El concejal Rodrigo Salazar opinó que la Alcaldía debería fomentar el diálogo y el respeto por las expresiones artísticas pacíficas, en lugar de borrar los murales. Por otro lado, el congresista Alejandro Ocampo también se mostró crítico, asegurando que la Alcaldía no debería censurar los murales que rechazan la violencia y reivindican la justicia por las víctimas del conflicto armado.
En contraste, el concejal Juan Felipe Murgueitio, del Centro Democrático, calificó la intervención del domingo como un acto vandálico, destacando que se había realizado sin permiso y sin diálogo con la comunidad. También se escuchó la voz del diputado Esteban Oliveros, quien sugirió que ambas partes, tanto la Alcaldía como los colectivos, deben sentarse a dialogar y llegar a un consenso sobre el mensaje que se quiere transmitir, evitando que este tipo de enfrentamientos escalen.
El Puente de los Mil Días, ubicado sobre la Avenida Simón Bolívar, sigue siendo un lugar de tensión entre las distintas expresiones artísticas y políticas de la ciudad. Lo que parecía una intervención cultural espontánea se ha convertido en un debate sobre la libertad de expresión y el respeto al espacio público. La controversia continúa, y muchos se preguntan cómo lograr un equilibrio entre la diversidad de opiniones en la capital vallecaucana.




