El futuro del deporte en Popayán pende de un hilo, sumido en un estado de coma del que no parece despertar. La falta de infraestructura, los contratos fallidos y las promesas que no se cumplen han dejado a la comunidad deportiva local con una profunda sensación de abandono.
La situación es crítica. El coliseo, las canchas de fútbol y las piscinas, que deberían ser los epicentros de la actividad física, se encuentran en un estado lamentable. Los deportistas, desde los que practican a nivel amateur hasta los que buscan el alto rendimiento, se enfrentan a la frustrante realidad de no tener espacios adecuados para entrenar. Esta situación los obliga a buscar alternativas precarias, poniendo en riesgo su integridad física y limitando su potencial.
Detrás de este panorama desolador se esconden contratos que no llegan a buen puerto y licitaciones que se eternizan. Los recursos, que deberían haberse invertido en la construcción y el mantenimiento de las instalaciones, se han esfumado en un limbo burocrático. Los deportistas, entrenadores y padres de familia claman por respuestas, pero solo encuentran el silencio de las autoridades.
Los jóvenes, que son la promesa del futuro, están perdiendo la motivación. Sin un lugar digno donde entrenar, sin apoyo y sin la posibilidad de competir en igualdad de condiciones, muchos optan por abandonar sus sueños deportivos. La falta de inversión en el deporte no solo afecta a los atletas, sino que también tiene un impacto negativo en la salud y el bienestar de la comunidad en general.
La esperanza, sin embargo, no está del todo perdida. Los líderes deportivos de la ciudad, en un intento por reanimar el deporte en Popayán, están organizando una serie de eventos y manifestaciones para llamar la atención de las autoridades y exigir un cambio. Su objetivo es claro: despertar a Popayán del coma deportivo en el que se encuentra y devolverle a sus deportistas la dignidad que merecen.