La ciénaga de Palagua continúa sufriendo gravemente debido a la contaminación por hidrocarburos. Durante un recorrido por el campo petrolero Palagua, ubicado en Puerto Boyacá, donde actualmente se lleva a cabo un proceso de remediación, constatamos que la situación se agrava con las lluvias. El agua de lluvia arrastra los contaminantes presentes en los suelos, convirtiéndose en aguas aceitosas que fluyen hacia la ciénaga, exacerbando el daño ambiental.
Wilson Valencia, presidente de la Veeduría Ciénaga de Palagua, ha extendido una invitación a todos los interesados para que conozcan de cerca esta problemática que está poniendo en serio riesgo la supervivencia de la ciénaga. La comunidad se pregunta: ¿Dónde está Ecopetrol? ¿Por qué no se han solucionado los manaderos de hidrocarburo de la batería uno? Ahora se planea ampliar dicha batería, y surge la inquietud sobre quién asumirá los costos de la descontaminación de la ciénaga de Palagua: ¿será Ecopetrol o su operador?.
La falta de acción efectiva para remediar esta tragedia ambiental es evidente y puede ser observada por cualquier ciudadano. Esta situación debería captar la atención de autoridades de alto nivel, incluyendo al presidente de la república, para garantizar que se tomen medidas urgentes y adecuadas para resolver este desastre ecológico y proteger tanto el ecosistema como la salud de la comunidad local.

El caso de la ciénaga de Palagua resalta la necesidad urgente de un compromiso real con la sostenibilidad y la justicia ambiental. La falta de medidas adecuadas por parte de las autoridades y las empresas responsables no solo exacerba el problema, sino que también socava la confianza pública en las instituciones encargadas de la protección del medio ambiente. Para prevenir futuros desastres ecológicos, es crucial implementar y hacer cumplir políticas estrictas de responsabilidad y remediación que aseguren una gestión eficaz de los impactos ambientales.

La experiencia de la ciénaga de Palagua invita a una reflexión más amplia sobre cómo las decisiones industriales y corporativas afectan el equilibrio de los ecosistemas. Es fundamental que la sociedad reconozca la interconexión entre el bienestar ambiental y la calidad de vida de las comunidades. Los ciudadanos, al igual que las instituciones, tienen un papel vital en demandar transparencia y responsabilidad, impulsando así un cambio positivo que priorice la conservación del entorno natural y la salud pública por encima de los intereses económicos inmediatos.




