El cuidado adecuado de nuestra mascota implica mantener su higiene en óptimas condiciones. Bañar a tu perro en casa puede ser una experiencia agradable tanto para ti como para él, siempre y cuando sigas algunos consejos prácticos. Antes de comenzar, asegúrate de tener todo lo necesario a mano: champú para perros, toallas, cepillo y juguetes para calmarlos. La frecuencia de los baños depende de la raza y estilo de vida del perro. En general, bañarlos cada 4-6 semanas es suficiente para evitar problemas de piel.
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Cepillar al perro antes del baño ayuda a eliminar el exceso de pelo suelto y facilita el proceso de limpieza. Usa agua tibia para evitar que tu perro se sienta incómodo. Comprueba la temperatura con anticipación. Utiliza bolas de algodón en las orejas para evitar la entrada de agua. Sé cuidadoso alrededor de los ojos para evitar irritaciones. Usa un champú específico para perros que se ajuste a sus necesidades, ya sea para piel seca, pelaje blanco, etc.
Asegúrate de enjuagar completamente el champú. Los residuos pueden causar irritación en la piel. Utiliza una toalla absorbente y un secador de pelo en configuración baja para secar a tu perro. Si usas un secador, mantén una distancia segura. Después del baño, recompensa a tu perro con elogios y alguna golosina. Jugar con ellos refuerza la experiencia positiva. Aprovecha el momento del baño para revisar la piel, orejas y patas en busca de posibles problemas.
