Conozca la historia de la colombiana detrás de los emojis de su teléfono móvil

Ángela Guzmán, quien emigró a Estados Unidos a los 8 años, estudió diseño gráfico en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Ella fue una de las dos mentes creativas que crearon los actuales emojis en 2008.
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Hoy en día, las comunicaciones a través de las redes sociales han permeado todos los aspectos cotidianos de la vida. Es común ver los internautas compartiendo y enviando mensajes en el entorno familiar, social, empresarial, político, cultural, entre muchos otros.

Hace décadas estas mismas comunicaciones estaban limitadas únicamente por los caracteres típicos del lenguaje, letras y signos de puntuación. No fue sino hasta la década de los 90 cuando el estadounidense Scott E. Fahlman, diseñó el primer prototipo de Emoji que conocemos como una carita sonriente :-), posteriormente, la compañía japonesa NTT Docomo lanzó los 176 primeros emojis para sus teléfonos, el encargado de su diseño fue Shigetaka Kurita.

Ahora bien, en un mundo donde los emojis se han convertido en una forma universal de comunicación, capaces de expresar emociones que a veces las palabras no consiguen, resulta sencillo pasar por alto el origen de estas pequeñas imágenes y aquellos creativos detrás de estos íconos.

Evolución de los emojis

Así como la tecnología avanza a pasos agigantados, también lo hacen las formas en como utilizamos dicha tecnología. En cuanto a los emoticones, debemos resaltar su gran evolución en cuanto a expresiones y calidad de resolución.

Es aquí donde surge la historia de la colombiana Ángela Guzmán, quien junto a su mentor, se encargó de darle vida a casi 500 emojis en 2008 adaptados a los nuevos teléfonos inteligentes. “En ese momento yo no tenía ni idea de que este proyecto iba a crecer tanto en los años”, dijo Guzmán.  

«Yo había conocido a un par de compañeros que iban a otra universidad cerca de la mía y que estaban estudiando ingeniería de sistemas. Ellos me dijeron: ‘Ángela, ¿por qué no vienes a esta universidad y chequeas lo que están hablando aquí las compañías como Apple?’,» contó Guzmán.

A pesar de que el representante buscaba ingenieros, Guzmán se presentó al evento y no dudó en aprovechar la oportunidad. «Yo esperé hasta el último momento y, ya cuando todo el mundo había terminado con sus preguntas, le dije: ‘Hola, soy Ángela, no estudio en esta universidad, pero soy diseñadora y quiero aplicar'», recordó la emprendedora. Fueron esas palabras las que marcaron un antes y un después en su vida.

Rompiendo Barreras

En la ciudad de Cupertino, donde se ubica la sede central de Apple, Guzmán se encontró con un pequeño pero poderoso equipo, estrechamente vinculado a la leyenda tecnológica y cofundador de la compañía, Steve Jobs. «Creo que sólo había una mujer más a mi cargo», dijo la diseñadora, destacando la falta de diversidad de ese momento.

Cuando se dio la oportunidad de mostrar su trabajo, Guzmán aprovecho su talento para dejar su sello internacional. Cada emoji que diseñó tiene una historia y muchos de ellos tienen un toque personal. «El primer emoji que yo diseñé fue el anillo de compromiso (💍)», explicó Ángela, «lo escogí porque tenía diferentes texturas que me iban a retar».

Sin embargo, su creatividad y conexión personal con los emojis van más allá. Uno de los emojis más personales para Ángela es el del vestido azul (👗). «En ese momento, mi hermana estaba diseñando un vestido en la vida real de ese mismo color azul café con ese mismo corte. Yo lo basé en ese vestido. Entonces es literalmente como una copia de lo que ella había hecho», reveló Ángela.

Un legado desde Colombia

Hoy en día, los emojis que Ángela ayudó a crear han trascendido las pantallas de nuestros dispositivos para integrarse en múltiples aspectos de la cultura popular.

«Ahora están en juguetes, en galletas, en la ropa, en videos; prácticamente en todas partes», compartió Ángela. Sin embargo, el impacto más significativo de su trabajo se hizo evidente en un momento íntimo: cuando su hija de seis años descubrió que su madre había sido una de las mentes creativas detrás de estos icónicos símbolos.

Este reconocimiento por parte de su hija la llevó a una reflexión más amplia: «cuando uno tiene ejemplos en la vida real de personas que han pasado por esas puertas, se hace más posible en la mente de mucha gente que eso se puede hacer«, concluyó la emprendedora.


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