Un incidente en el barrio Mazuren, al norte de la ciudad, muestra a un hombre siendo brutalmente agredido por varios individuos tras ser acusado de varios robos.
El vídeo, que se viralizó rápidamente en redes sociales, comienza con imágenes impactantes del hombre, aún no identificado oficialmente, con el rostro ensangrentado y rodeado por una multitud. En medio del tumulto, otro hombre lo interpela sobre su historial delictivo, a lo que el detenido responde con desdén, confesando abiertamente tener 17 anotaciones penales.
Esta revelación despierta asombro y desaprobación tanto en la escena como en línea. Durante el altercado, el presunto delincuente, en un intento de justificar sus acciones, llega a afirmar que el robo es su «trabajo».
Estas palabras provocan indignación tanto en el lugar como en internet, donde los usuarios critican la aparente normalización de la delincuencia como medio de vida.
La tensión aumenta cuando el implicado hace comentarios despectivos hacia un joven, aparentemente su hijo, que lo acompaña. Este hecho no solo intensifica la confrontación, sino que también pone de relieve las complejas dinámicas sociales y familiares que a menudo están ligadas a la delincuencia en áreas urbanas densamente pobladas.
El incidente reaviva el debate sobre cómo abordar la delincuencia en Bogotá. Mientras algunos ciudadanos demandan medidas más estrictas contra los delincuentes, otros abogan por abordar las causas subyacentes, como la desigualdad y la falta de oportunidades.
Además, las críticas hacia la respuesta policial, evidenciada por la solicitud de documentación a quien grababa el incidente, plantean interrogantes sobre el manejo de la justicia por mano propia por parte de las autoridades.
