En medio de la polémica generada por audios revelados en un reportaje internacional, los congresistas estadounidenses Mario Díaz-Balart y Carlos Antonio Giménez negaron rotundamente cualquier participación en un supuesto complot liderado por el excanciller Álvaro Leyva para darle un golpe de Estado al presidente Gustavo Petro.
Los legisladores del partido Republicano, que representan al sur de Florida, calificaron las acusaciones como “falsedades” e “inventos”, subrayando que sus reuniones con actores políticos colombianos han sido siempre en el marco de la pluralidad y el diálogo democrático.
Díaz-Balart, en un mensaje publicado en la red social X, expresó su sorpresa y desdén ante las versiones que lo involucran en el supuesto plan, asegurando que ha mantenido encuentros con representantes de diferentes partidos y funcionarios del gobierno colombiano, incluido el propio presidente Petro.
Me causan risa la cantidad de falsedades e inventos sobre mis frecuentes reuniones con miembros de la sociedad civil de Colombia.
— Mario Díaz-Balart (@MarioDB) June 30, 2025
Siempre me he reunido con personas y grupos de distintos partidos y con diferentes opiniones, incluyendo multiples encuentros con funcionarios del…
Por su parte, Giménez adoptó un tono más confrontativo, reiterando sus críticas al mandatario colombiano y calificándolo de “drogadicto corrupto, patético e incompetente”, además de acusarlo de ser “peón del dictador Nicolás Maduro”.
🚨Con mucho respeto, no necesito que nadie me convenza que Gustavo Petro es un drogadicto corrupto, patético, incompetente y peón del dictador Nicolás Maduro.
— Rep. Carlos A. Gimenez (@RepCarlos) June 30, 2025
Petro ha convertido a #Colombia en el hazme reír del mundo y todos los días lo comprueba más.
El origen de la controversia se encuentra en grabaciones filtradas, donde Álvaro Leyva, inhabilitado por un escándalo de corrupción, se jacta de haber buscado apoyo en altos funcionarios estadounidenses, incluyendo al secretario de Estado Marco Rubio y a los congresistas Díaz-Balart y Giménez, para generar una “presión internacional” que facilitara la salida de Petro del poder. Según estas grabaciones, el hijo de Leyva habría sostenido reuniones con Díaz-Balart y planeaba hacer lo mismo con Giménez.
El presidente Gustavo Petro calificó el supuesto plan para derrocarlo como un “acto de venganza bárbaro y canalla”, asegurando que nombró a Leyva “sin ningún cálculo político” y que ha sido víctima de una campaña de injurias prolongada. Funcionarios cercanos al mandatario han pedido prudencia y han llamado a no caer en desinformaciones que puedan afectar la estabilidad política del país.




