En una impactante declaración ante la justicia brasileña, el general retirado Marco Antônio Freire Gomes admitió haber participado en la planificación de un complot para asesinar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en el marco de un intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022. La revelación forma parte de una investigación más amplia sobre los esfuerzos de sectores militares y aliados del expresidente Jair Bolsonaro por desconocer los resultados electorales. Según el testimonio, se contempló una acción violenta como parte de un plan extremo para evitar la posesión de Lula, aunque finalmente fue descartada por falta de apoyo dentro de las fuerzas armadas.
La confesión ha provocado una tormenta política en Brasil y un llamado urgente a esclarecer todas las responsabilidades detrás del intento de subvertir el orden democrático. El actual gobierno ha exigido que se avance con total firmeza en las investigaciones y que se garantice justicia para quienes intentaron socavar las instituciones. Por su parte, la defensa de Bolsonaro ha negado cualquier relación del exmandatario con los hechos y asegura que se trata de una “maniobra política” para desacreditarlo. Esta nueva arista del caso podría acelerar los procesos judiciales y marcar un antes y un después en la lucha contra los movimientos golpistas en el país.
