La reciente aparición de amenazas y grafitis intimidatorios contra el rector y la comunidad educativa de la Institución Jairo Mosquera, en el sector de Guacirco, encendió las alarmas en el Concejo de Neiva. El concejal Héctor Javier Osorio Botello no dudó en calificar la situación como “muy grave”, recordando que este plantel ha mostrado avances notables en su gestión y resultados académicos.
Osorio Botello solicitó citar a la Secretaría de Educación y al secretario de Gobierno municipal para que expliquen las acciones emprendidas frente a estos hechos. Según el cabildante, la administración debe actuar con rapidez y contundencia, no solo para garantizar la seguridad de la institución, sino también para preservar la confianza de las familias que depositan en ella la formación de sus hijos.
Falta de control
El concejal fue enfático en que la violencia no puede normalizarse ni en los barrios ni en los espacios educativos. “Guacirco ha sido un sector de paz, y no podemos permitir que la sombra del miedo se instale allí”, advirtió.
Mientras la comunidad espera respuestas, el silencio oficial comienza a incomodar. La crítica recae sobre una administración que, pese a los discursos de seguridad, parece reaccionar tarde frente a los problemas reales que hoy golpean el corazón educativo de Neiva.
