Concejo de Tunja en el Ojo del Huracán

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UNA ELECCIÓN QUE REFLEJA CRISIS Y DESCONFIANZA

La reciente elección de Sandra Milena Estupiñán Orjuela como presidenta del Concejo de Tunja para el período 2025 ha generado controversia y preocupación entre los ciudadanos, evidenciando problemas estructurales en la política local. A pesar de los cuestionamientos a su gestión pasada y su implicación en escándalos que han empañado la imagen del Concejo, Estupiñán obtuvo el respaldo de 12 concejales frente a los 5 votos de su oponente, Edwin Rodríguez.

Esta elección no solo marca una continuidad en el liderazgo político de Tunja, sino que también pone de manifiesto las profundas contradicciones, irregularidades y falta de transparencia que caracterizan la dinámica del Concejo. La comunidad, cada vez más escéptica frente a sus representantes, observa con preocupación cómo las decisiones políticas parecen priorizar intereses personales y partidistas por encima del bienestar colectivo.

UNA HISTORIA DE CONTROVERSIAS

Uno de los episodios más polémicos que ensombreció la figura de Sandra Estupiñán fue su presunta vinculación a un brote de COVID-19 dentro del Concejo. En medio de la pandemia, se filtró que Estupiñán habría dado positivo por el virus, lo que desató críticas por la falta de protocolos sanitarios en la institución.

El contagio masivo ocurrió en el marco de una celebración del Día de la Mujer organizada por el Concejo, un evento que, lejos de ser un símbolo de unidad y empoderamiento, se convirtió en un foco de infección que afectó a varios concejales y al secretario general. Este hecho generó indignación entre los ciudadanos, quienes señalaron la falta de responsabilidad de los líderes políticos en el manejo de la crisis sanitaria.

Además, Estupiñán se encuentra involucrada en una investigación disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación, junto a otros 15 concejales de Tunja. La investigación se originó por la aprobación de un proyecto que otorgaba facultades al entonces alcalde Pablo Emilio Cepeda para gestionar un empréstito por $35.000 millones. Dichos fondos se destinarían a obras como la construcción de un hospital, el mejoramiento de parques y vías, y la creación de infraestructura deportiva.

Sin embargo, el Tribunal Administrativo de Boyacá declaró nulo el proyecto, argumentando que los concejales excedieron los plazos legales permitidos para otorgar dichas facultades. Este fallo dejó en evidencia una extralimitación de funciones y una falta de rigor en la gestión pública, lo que generó cuestionamientos sobre la capacidad del Concejo para garantizar el uso adecuado de los recursos municipales.

UNA GESTIÓN MARCADA POR LA FALTA DE TRANSPARENCIA

La nulidad del empréstito y la investigación disciplinaria son solo algunos de los problemas que han puesto en tela de juicio la legitimidad del Concejo. A pesar de las implicaciones legales y éticas de estas decisiones, los concejales involucrados, incluida Estupiñán, continúan ejerciendo sus funciones sin que se hayan asumido responsabilidades claras por estas irregularidades.

La comunidad tunjana enfrenta una creciente desconfianza hacia sus representantes. Los ciudadanos, que esperan líderes comprometidos con el desarrollo y la transparencia, perciben en cambio una institución atrapada en un ciclo de corrupción, clientelismo y malas decisiones.

LA ELECCIÓN DE ESTUPIÑÁN: CONTINUIDAD O RETROCESO

El regreso de Sandra Estupiñán al liderazgo del Concejo no ha sido bien recibido por todos los sectores. Para muchos, su elección representa un retroceso en los esfuerzos por renovar la política local y fomentar una cultura de transparencia y rendición de cuentas.

Es decepcionante ver cómo, a pesar de los escándalos, las mismas personas siguen ocupando posiciones de poder. Esto demuestra que el cambio real en nuestra política local sigue siendo un sueño distante,” comentó un líder comunitario preocupado por la situación del municipio.

La elección de Estupiñán pone en evidencia las alianzas políticas y los acuerdos detrás de escena que, en lugar de buscar el bienestar colectivo, parecen priorizar intereses individuales.

UN LLAMADO A LA REFLEXIÓN Y LA ACCIÓN CIUDADANA

Ante este panorama, los ciudadanos de Tunja enfrentan un desafío crucial: exigir mayor responsabilidad, ética y transparencia de sus representantes. La elección de Estupiñán debería servir como un recordatorio de la importancia de la participación activa en los procesos políticos, no solo a través del voto, sino también mediante la vigilancia y el control social.

Es fundamental que las instituciones locales, como la Procuraduría y la Contraloría, cumplan con su deber de investigar y sancionar las irregularidades en el manejo de los recursos públicos. Asimismo, los ciudadanos deben involucrarse en la construcción de una política más ética y transparente, que responda a las verdaderas necesidades del municipio.

EL FUTURO DEL CONCEJO Y DE TUNJA

La situación actual del Concejo de Tunja refleja un problema estructural que trasciende el caso particular de Sandra Estupiñán. Para superar esta crisis de confianza, es necesario implementar reformas que fortalezcan la transparencia y la rendición de cuentas, así como promover la renovación del liderazgo político local.

La elección de Estupiñán es una oportunidad para reflexionar sobre el rumbo que ha tomado la política tunjana. Aunque el panorama es desalentador, la ciudadanía tiene el poder de exigir cambios y trabajar hacia un futuro más justo y transparente para la ciudad.


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