La crisis del sistema de transporte público MÍO vuelve a quedar en evidencia tras una denuncia realizada por el concejal de Cali, Roberto Ortiz. En un video publicado en sus redes sociales, el cabildante mostró las largas filas de personas que esperan abordar transporte informal en pleno centro de la ciudad.
La grabación fue realizada en la Calle 11 con carrera sexta, a pocos metros de la Plazoleta San Francisco, uno de los puntos más concurridos de la capital vallecaucana. Las imágenes muestran cómo los ciudadanos optan por vehículos piratas, bicitaxis o camperos para movilizarse, ante la deficiencia del servicio oficial.
“La informalidad crece en Cali, incluso con sistemas organizados para el transporte. El MÍO va en retroceso, afectado por mala administración y envuelto en escándalos”, aseguró Ortiz. Su denuncia fue respaldada por usuarios que señalaron el mal estado de los buses, los largos tiempos de espera y las rutas ineficientes.
El auge del transporte informal en Cali no es un fenómeno nuevo, pero ha tomado más fuerza en los últimos años. A diario, miles de personas utilizan alternativas como Uber, Didi, Cabify, gualdas, piratas y bicitaxis para suplir las falencias del MÍO. Para muchos, son opciones más rápidas, más frecuentes y, en algunos casos, más económicas.
Sin embargo, esta modalidad representa una clara ilegalidad. Según el Código Nacional de Tránsito, los vehículos particulares que presten servicio informal pueden recibir una multa equivalente a 30 salarios mínimos legales vigentes, además de ser inmovilizados. En 2023, se impusieron más de 1.100 comparendos y se inmovilizaron 198 vehículos en operativos de control.
A pesar de estos esfuerzos, las cifras revelan que la informalidad no solo persiste, sino que crece. Las razones son múltiples: baja cobertura del MÍO en sectores periféricos, fallas mecánicas en los buses, desabastecimiento de flota, y una percepción generalizada de inseguridad y abandono del sistema.
El sistema de transporte masivo MÍO enfrenta una grave crisis financiera desde hace años. Las deudas con los operadores son cuantiosas, y nunca se ha logrado consolidar un cierre financiero estructural que garantice su sostenibilidad. La Contraloría de Cali ha emitido varios informes que dan cuenta de hallazgos fiscales y administrativos en el manejo de los recursos.
Expertos en movilidad urbana advierten que sin una reforma estructural al MÍO, el sistema seguirá perdiendo usuarios. En su lugar, los ciudadanos recurren a lo que esté disponible en las calles, aunque esto implique riesgos para su seguridad y legalidad. La informalidad se convierte, entonces, en una respuesta directa a la ineficiencia del transporte oficial.
Desde la administración distrital se han anunciado planes para mejorar la cobertura y aumentar la flota del MÍO, pero hasta ahora los resultados han sido limitados. Mientras tanto, la percepción ciudadana es de abandono institucional, lo que alimenta la búsqueda de alternativas por fuera del marco legal.
Además del problema de fondo, la proliferación del transporte informal genera otros desafíos: congestión vial, desorden en las zonas céntricas y competencia desleal con los servicios regulados. La falta de planificación urbana agrava este panorama, especialmente en sectores con alta demanda y escasa infraestructura.
Roberto Ortiz hizo un llamado a la Alcaldía de Cali para que tome medidas urgentes. “Necesitamos un sistema eficiente y digno para los caleños. No podemos seguir permitiendo que la informalidad gane terreno porque el MÍO no cumple”, manifestó. La denuncia genera presión pública sobre una problemática que afecta diariamente a miles de ciudadanos.
Por ahora, el video del concejal continúa circulando en redes sociales, sirviendo como una prueba más del colapso operativo del sistema masivo en Cali. Mientras tanto, en las calles del centro, las filas para tomar transporte informal siguen creciendo.




