Con cuchillo le robaron sus cosas

Paola Espitia, se encontraba dirigiéndose hacia su vivienda cuando fue abordada por dos sujetos que llevaban consigo un arma blanca y con la cual la amenazaron con hacerle daño si no entregaba sus cosas.
Foto: Ilustración
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Los hechos ocurrieron el pasado miércoles 6 de octubre, aproximadamente a las 8 de la noche, sobre la vía que conduce hacia la universidad Uniminuto de Girardot, pues la mujer identificada como Paola Espitia, denunció que fue víctima de robo cuando esta se encontraba transitando por la zona, misma que conduce hacia su residencia. Ante esto, la mujer atemorizada decidió entregar sus pertenencias para que los presuntos delincuentes no atentaran contra su vida.

Lo ocurrido

Espitia se encontraba caminando hacia su vivienda ubicada en el barrio Rosablanca cuando fue abordada por dos sujetos que se movilizaban en bicicleta, y los cuales primero pasaron de manera lenta por el sector para asegurarse que no hubiesen uniformados o personas en la zona, pues luego de haber observado la soledad del sector decidieron detener su paso y el de la mujer para así amenazarla con un arma blanca. La mujer intentó rehusarse al robo, pero estos amenazaron con hacerle daño si no soltaba su bolso. Así, y luego de lograr su cometido, los hombres emprendieron su huida hacia la avenida 40 metros más adelante.

Lo hurtado

En su bolso, Espitia llevaba su teléfono celular avaluado en 500 mil pesos aproximadamente, 120 mil pesos en efectivo, documentos de identidad, tarjetas de crédito y débito y diferentes documentos académicos correspondientes a sus estudios universitarios. Ante esto, la mujer pide a la comunidad y a las autoridades revisar las cámaras del sector para dar con la identificación de los sujetos, pues, al parecer, estos estarían amedrentando a la comunidad del barrio desde semanas atrás.

La víctima

“Lo que más me daba miedo no era el arma que cargaban, sino que esos tipos pudiesen hacerme algo a mí, pues las mujeres corremos más riesgo de ser atacadas de forma física y sexual a comparación de los hombres, y claramente lo primero que me dijeron antes de robarme fueron obscenidades, porque uno no se salva en ningún rincón de la ciudad sin ser morboseada por ellos”, aseguró Espitia. Ante lo ocurrido, la comunidad pide mayor vigilancia por parte de las autoridades, pues afirmaron que desde que la universidad cerró sus puertas a la presencialidad, la zona quedó totalmente baldía y sin rastro de ellos, a lo que piden reforzar los controles en el sector para evitar que esto vuelva a ocurrir.


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