Con cargos de corrupción de alimentos, así operaba el matadero ilegal de Suba: La Fiscalía General de la Nación, a través del Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal (Gelma), imputó cargos a Benjamín Rincón Poveda, propietario de un predio en el barrio Fontanar del Río, en la localidad de Suba, Bogotá, donde las autoridades descubrieron un matadero clandestino de ganado. Esta diligencia judicial se enmarca en la política de cero tolerancia frente a la ilegalidad y los delitos contra la salud pública, el medioambiente y el bienestar animal.
Durante un operativo liderado por la Policía de Bogotá y entidades distritales, el pasado 4 de marzo de 2025, las autoridades constataron que en el inmueble se sacrificaban animales sin cumplir con las condiciones mínimas de salubridad e insensibilización, exponiendo a la ciudadanía a productos contaminados. Además, el sitio operaba sin licencias ni controles sanitarios, representando un riesgo grave para la salud pública.

Con cargos de corrupción de alimentos, así operaba el matadero ilegal de Suba
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Por si fuera poco, la Fiscalía reveló que el procesado coordinaba la comercialización y distribución masiva de carne, ignorando por completo los protocolos de cadena de frío, transporte y conservación. Esta carne iba a parar a distintos puntos de venta, lo que pone en entredicho la procedencia de los alimentos que se consumen en algunas zonas de la capital.
A esto se suma el hecho de que los residuos sólidos y líquidos resultantes del sacrificio de animales eran vertidos indiscriminadamente al suelo y al río Bogotá, causando un impacto ambiental severo. En el operativo, las autoridades incautaron más de tonelada y media de carne, sebo y hueso, lo cual confirma la magnitud del delito.

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Finalmente, la Fiscalía imputó a Rincón Poveda por los delitos de corrupción de alimentos, maltrato animal, contaminación ambiental y productos médicos inseguros, aunque el procesado no aceptó los cargos. Este caso se suma a otras acciones recientes contra establecimientos clandestinos y pone de relieve la necesidad de seguir fortaleciendo la vigilancia sobre la cadena alimentaria en Bogotá.


