Con amor y liderazgo: Julián Medina transforma vidas a través de su Comedor

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Desde temprana edad, Julián Medina asumió el liderazgo del comedor comunitario «Compartir Amor a Cucharadas», siguiendo la vocación de su corazón, el legado de su mamá y abuela.

«Nuestro comedor comunitario nació hace 8 años inspirado por el amor y la generosidad de mi madre, Mariluz, y mi abuela, Marina Medina. Ellas comenzaron desde nuestra casa, cocinando para muchas familias vecinas que enfrentaban dificultades para alimentarse adecuadamente», explica Julián.

De adolescente, mientras terminaba el colegio, Julián observó de cerca cómo el liderazgo de su madre y abuela transformaba vidas. Poco a poco, se involucró en el trabajo comunitario, descubriendo su pasión por el liderazgo y el servicio.

«Fui candidato a personero en el colegio. Aunque no gané, esa experiencia me impulsó a participar activamente en la Junta de Acción Comunal junto a mi madre. Cuando mi abuela y ella cocinaban, yo ayudaba en lo que podía,» añade Julián.

Con el tiempo, Julián finalizó sus estudios y se enfocó en ingresar a la universidad. «A pesar de mis tareas, nunca me desconecté del comedor, siempre encontraba momentos para apoyar, llevando alimentos al salón comunal o sirviendo los almuerzos».



En 2023, la situación cambió drásticamente: su madre tuvo que abandonar la ciudad por motivos de seguridad, y su abuela ya no podía participar activamente debido a su salud, «fue un momento decisivo. Con el apoyo de mujeres valiosas como Cristina Nieves, asumí el rol de gestor que mi mamá dejó, enfrentando un enorme desafío para mantener el comedor funcionando».

«Desde entonces, he aprendido mucho, me certifiqué en Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y formé un equipo comprometido con nuestras vecinas, atendiendo diariamente a más de 80 personas y he descubierto en la cocina no solo una tarea, sino una forma de conectar con los demás. Cada plato servido no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma y la esperanza de quienes acuden al comedor,» relata Julián.

Hoy, este joven admirado por su comunidad, alterna sus estudios universitarios con las responsabilidades en el comedor. Además, trabaja en proyectos de apoyo vocacional para jóvenes y participa en espacios de incidencia social como la Plataforma de Juventud y la Junta de Acción Comunal. «Sueño con seguir ayudando desde el Consejo de Juventud, confiando siempre en Dios para guiar este proceso. Me siento agradecido por el don de servir, este camino me ha enseñado que el verdadero liderazgo nace del amor y del deseo de construir juntos un futuro mejor,» concluye.

Es así, como los comedores comunitarios se convierten en espacios de inspiración, bendición y transformación social.


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