CAYÓ QUINTO CABECILLA DEL CLAN DEL GOLFO
El operativo en el que fue abatido se llevó a cabo en La Apartada, Córdoba, con participación de la DEA y la Policía Nacional.
UNIDADES ESPECIALIZADAS
Alias ‘Chirimoya’, identificado como José Miguel Demoya Hernández, fue abatido el pasado 5 de abril durante una operación de alto impacto en el corregimiento Puente San Jorge, en zona rural del municipio de La Apartada, Córdoba. El operativo fue ejecutado por unidades especializadas de la Policía Nacional con el apoyo de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), luego de una intensa labor de seguimiento basada en inteligencia técnica y humana. Las autoridades confirmaron que este hombre ocupaba la quinta posición en la jerarquía del Clan del Golfo y lideraba la subestructura armada Arístides Mesa Páez, integrada por más de 1.300 hombres que operaban en departamentos estratégicos como Córdoba, Sucre, Bolívar y Antioquia. Sobre él pesaban cinco órdenes de captura por delitos como narcotráfico, extorsión, homicidio, minería ilegal y desplazamiento forzado, así como una solicitud formal de extradición emitida por el Gobierno de los Estados Unidos, lo que lo convertía en uno de los objetivos más prioritarios de las autoridades colombianas.
ENFRENTAMIENTOS CON RIVALES
Demoya Hernández era considerado un actor clave en la estructura criminal del Clan del Golfo, especialmente luego de la captura de alias ‘Otoniel’. En ese contexto, asumió el control de rutas estratégicas para el tráfico internacional de drogas, siendo además uno de los enlaces directos con alias ‘Chiquito Malo’, actual máximo jefe de la organización. Su rol incluía la expansión armada del grupo en el Caribe colombiano, así como la coordinación de enfrentamientos con grupos rivales como el ELN y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, con quienes disputaba el control territorial y económico. En la operación donde fue abatido, las autoridades incautaron armas de fuego, equipos electrónicos y documentos que, según fuentes oficiales, contienen información clave para continuar con la desarticulación de la estructura. Además, la recompensa por su captura ascendía a los 1.000 millones de pesos, cifra que refleja el nivel de peligrosidad y jerarquía que ostentaba dentro del grupo armado.

‘Chiquito Malo’, paramilitar.
ATAQUES SELECTIVOS
Tras su muerte, se generaron tensiones en la población vecina de Ayapel, donde las autoridades decretaron medidas como ley seca, restricción a la movilidad y refuerzo del pie de fuerza, con el objetivo de evitar acciones de retaliación por parte del Clan del Golfo. Comerciantes de la zona optaron por cerrar sus negocios y los pobladores manifestaron temor ante posibles enfrentamientos armados o ataques selectivos. A pesar del éxito del operativo, las autoridades advirtieron sobre posibles reorganizaciones internas dentro de la organización criminal, lo que podría generar un aumento de la violencia en los territorios donde ejercía influencia directa alias ‘Chirimoya’. Esta operación se suma a la estrategia estatal de desmantelamiento de estructuras de mando dentro de los grupos armados ilegales, con el respaldo de organismos internacionales como la DEA, y marca un hito en la lucha contra el crimen organizado en la región Caribe colombiana.

‘Otoniel’, narcotraficante.




