Con 21 años, Alcaraz ya es una leyenda: campeón Roland Garros 2024

Alcaraz se convirtió en el jugador más joven en la historia en conquistar tres Grand Slams en las tres superficies del juego.
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Una última curva después de 4 horas y 19 minutos. Tras una intensa batalla a cinco sets, Carlos Alcaraz se encontró con que el paraíso reside en esa tierra roja sobre la cual se dejó caer de espaldas. De la misma manera que lo hizo Rafael Nadal con su primer triunfo en 2005.

Al fin, Alcaraz aseguró su primer Roland Garros. No fue una tarea sencilla. Sin embargo, apeló a su orgullo, determinación, corazón y fortaleza física para alcanzar una victoria que quedará marcada en la historia de un tenista que rara vez, si es que alguna vez, pierde finales. Esos partidos están destinados a ser ganados.

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Necesitó cinco sets para derrotar a Alexander Zverev por 6-3, 2-6, 5-7, 6-1 y 6-2. Logró darle la vuelta al marcador y así inscribir su nombre en la lista de campeones del prestigioso torneo de Grand Slam francés, cumpliendo así su anhelado sueño de niño. Ahora, Nadal tiene un heredero que deja su marca en la tierra de la Philippe Chatrier, convirtiéndose en el décimo español, hombre o mujer, en conquistar la gloria en París. Un tal Björn Borg, seis veces campeón del torneo y rey de esa superficie, le entregó la Copa de Los Mosqueteros.

Con tan solo 21 años y 35 días, Alcaraz se convirtió en el jugador más joven en la historia en conquistar tres Grand Slams en las tres superficies del juego, después de sus títulos en el US Open 2022 (pista dura) y Wimbledon 2023 (césped).

Problemas físicos

Alcaraz reaccionó y logró romper el saque de Zverev en cuatro juegos consecutivos, pero luego cedió su propio saque (4-1) para solicitar atención médica y un masaje en su muslo izquierdo. Sin embargo, Zverev no pudo capitalizar esta situación y no ganó más juegos. Fue un set difícil de explicar, lleno de errores y que finalizó con otra atención del fisioterapeuta a Alcaraz, esta vez en su pierna derecha.

Después de tres horas y media, comenzaba un nuevo partido, un set decisivo. Era el último esfuerzo, la lucha final. Era momento de sufrir. Zverev comenzó con la ventaja de sacar primero, pero esta ventaja no duró mucho. Dos errores en volea, una doble falta y un revés fuera le costaron el quiebre (1-1).

Zverev intentó recuperarse, pero vio cómo se le escapaba un 0-40 en un juego que se prolongó durante 10 minutos, mientras Alcaraz lo defendía con determinación. “Las finales no se juegan, se ganan”, había dicho Alcaraz. Y estaba decidido a hacerlo, a pesar de las dificultades físicas. Era una hazaña a lo Nadal. No quería irse de la Philippe Chatrier con un sabor amargo por una derrota. Zverev le dio una mano. El alemán no


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