El artículo publicado en la revista académica Journal of Adolescent Health (Revista de la Salud Adolescente), asegura que los jóvenes cuyos padres bebían con regularidad o en exceso tenían cuatro veces más probabilidades de beber ellos mismos durante su etapa de crecimiento.
Hay que recordar que el consumo excesivo de alcohol se define como el consumo de al menos cuatro copas en el caso de las mujeres y cinco en el de los hombres en una sola ocasión.
«El estudio realmente aporta más pruebas de que el consumo excesivo de alcohol no solo es perjudicial para la persona que lo bebe, sino también para los que están a su alrededor, ya que aumenta el riesgo de que los adolescentes lo beban», afirmó la autora principal del estudio, la Dra. Marissa Esser, que dirige el programa sobre alcohol de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
La intención del artículo es generar conciencia en las familias ya que deberían preocuparse de que los adolescentes beban alcohol, porque puede causarles problemas de salud y complicaciones en el desarrollo cerebral.
Es muy importante prevenir que los menores consuman alcohol porque la edad a la que una persona empieza a beber está relacionada con el riesgo de adicción, señaló la Dra. Danielle Dick, directora del Centro de Investigación de Adicciones de Rutgers, en Piscataway, Nueva Jersey.
El acceso a bebidas alcohólicas por parte de los más jóvenes puede estar vinculada a múltiples factores, como el modelado, la facilidad de acceso al alcohol en el hogar o la permisividad de los padres con respecto a las bebidas alcohólicas, señaló el Dr. Scott Hadland, jefe de Medicina para adolescentes y adultos jóvenes del Hospital General Infantil de Massachusetts.
Sin embargo, hay un fuerte componente genético que influye considerablemente. «Los problemas de consumo de sustancias están fuertemente influenciados genéticamente. Alrededor del 50% de las diferencias entre cuánto beben los chicos, especialmente a medida que pasan de la adolescencia a la edad adulta, se debe a diferencias en sus genes», dijo Dick.

Cultura y pedagogía en los adolescentes
La edad a la que los menores empiezan a beber debería retrasarse todo lo posible, afirma Dick. Los datos han demostrado que cuanto más joven empieza a beber un adolescente, mayores son sus probabilidades de desarrollar problemas con la bebida o una adicción en corto plazo, añadió.
Una de las cifras más alarmantes es que alrededor del 45% de los menores que empezaron a beber a los 13 años o antes desarrollan problemas con el alcohol, dijo Dick. «Mientras que entre los chicos que lo retrasaron hasta los 21 años, menos del 10% desarrolla un trastorno por consumo de alcohol».
Esto sugiere que las familias, las comunidades y los gobiernos deberían reforzar los mensajes que transmiten a los niños, niñas y adolescentes en el sentido de que beber no es tan seguro para ellos como para los adultos.
Sin embargo, es importante que el mensaje proceda de un entorno sano, comunicativo y no punitivo, porque los adolescentes que están experimentando con el alcohol deben sentirse seguros y abiertos cuando acuden a hablar con sus padres, tutores o amigos al respecto.
¿Cómo reducir el consumo de alcohol?
Como toda adicción, reducir o evitar el consumo de cualquier sustancia siempre es un proceso difícil pero muy bueno para la salud.
Tal vez resulte difícil porque existe el ritual de relajarte después de un largo día con una copa de vino o una cerveza, incluso está normalizado ir a una fiesta con amigos y tener una bebida alcohólica en la mano.
Sin embargo, para reducir el consumo de alcohol hay formas eficaces de hacerlo:
- Lleva un registro de cuántos días a la semana bebes y cuánto consumes.
- Comunica tus objetivos a tus seres queridos para que no te inciten a tomar una copa en la próxima reunión.
- Algunas personas intentan no beber alcohol durante periodos cortos en retos como el «Octubre sobrio» para reevaluar su relación con el alcohol.
- Normaliza salir por la noche, celebrar, ir de viaje y brindar en las reuniones sin depender de las bebidas alcohólicas.
- Para quienes la bebida forma parte de su rutina diaria, prueben a sustituirla, ya sea con una actividad totalmente distinta o simplemente preparándose una bebida sin alcohol.
- Comparte con tus seres queridos tus avances y confía en ti mismo.
Con el tiempo te darás cuenta de que en realidad el alcohol no es el dueño de las decisiones que tomas.




